EL HERMANO MAYOR

 

Por: Mallela Pérez Palomino

 

Recuerdo que hace tiempo atrás, un buen amigo solía debatir conmigo sobre cosas espirituales y la existencia de un ser Supremo. No era ningún religioso, ni mucho menos era adepto a  la lectura de la Biblia.

Él era un tipo común y corriente, pero su filosofía de la vida siempre me atrajo por ser tan simplista y hasta cierto punto, lógica.

El me decía que si todos somos hijos de Dios y la Santísima Trinidad eran: Padre, Hijo y Espíritu Santo; entonces Jesús era su hermano. (También me confesó que no estaba muy claro con eso del Espíritu Santo).

Así que, cuando se veía metido en problemas serios, él solía murmurar: ¡Vamos, Hermano, dame una mano!

Yo en ese tiempo solo reía y le daba a conocer lo cómoda que me parecía su posición.

Años después, alguien muy querido, me envía desde el otro extremo del mundo, una postal navideña que rezaba:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna”.

Y evoco entonces, aquellas discusiones “filosóficas” de juventud. Mi amigo ya no estaba, pero le concedí tanta razón…

Todos los que hemos tenido hermanos mayores, hemos sentido ese amparo que es fácil percibir.

Y si hemos sido hermanos mayores, también hemos vivido la expectativa de nuestros menores. Sabemos que nuestros padres están al tanto de nosotros, pero sentimos que el hermano mayor es más accesible y que es quién abogará en nuestro favor ante los progenitores.

Es simple, como lo era mi amigo.

La humanidad necesitó la llegada de ese personaje que vino a palpar como humano la realidad de nuestras existencias. 

Recorrió los caminos de la vida.  Fue amado y seguido por gente común y, también fue traicionado y crucificado por ese mismo tipo de gente: humanos imperfectos como somos todos nosotros.

Vino a enseñarnos la doctrina de amor fraterno y murió por nuestros pecados. 

Sacrificamos a nuestro Hermano Mayor. Como si fuera poco, nos perdonó.

Él, mi buen Jesús, trascendió a la muerte y está hoy día más presente que nunca: El Cristo Redivivo.

¿El género humano quizá, aprenderá la lección…? ¿Llegará algún día a la conclusión que la fraternidad con nuestros congéneres es la solución…? ¿Acaso gobernantes y líderes preferirán la concordia a los conflictos…?

Para mí es un misterio.

Lo que sí está claro es que Él fue, es y será para toda la humanidad ejemplo de amor, perdón, solidaridad y justicia social.

Hoy, se me rompe el corazón al admitir que mi Hermano Mayor

Terrenal, CARLOS ARNOLDO CAMBRA PALOMINO, ha trascendido al plano espiritual.

Pero también sé que mi Buen Jesús le dará acogimiento y guía en su tránsito hacia la mansión del Creador.

Luz y progreso a tu espíritu inmortal; ya que aquí permanece tu legado de ideales y acciones concretas.

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