El negocio de la construcción estatal en Panamá

Victoriano Rodríguez Santos

 

Es conocido que los gobiernos en Panamá, han convertido en un negocio escondido, la construcción o edificaciones, donde pareciera que la rebusca o coima son parte integral de esos actos de licitación pública o contrataciones directas.

Como cereza al pastel a las empresas cotizantes se les adjudica el estudio, planos y construcción. Es decir amarran la obra de tal forma que de no poder concluirla, como en efecto sucede con frecuencia, el gobierno tiene que hacer adendas (que es parte del negocio), para completar o terminarla, ejemplos sobran entre otras el Hospital de la Salud.

Se viene hablando de la construcción del Instituto Oncológico Nacional u Hospital Oncológico, desde el inicio del gobierno PRD, a un costo de 434 millones de dólares.

Historia. Tengamos presente que el Hospital Ancón, fue construido de madera e inaugurado por los franceses el 12 de septiembre de 1882, tenía dentro de sus estructuras las edificaciones que albergan la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Ministerio de Salud (MINSA), entre otras.

Así lo mantuvo funcionando el gobierno de los Estados Unidos (USA) en su reconstrucción, en mampostería, en 1915, renombrado Hospital Gorgas en 1928. Hasta la salida de USA del territorio nacional.

La edificación en esa área, por los franceses y luego USA, no fue fortuita, capricho ni antojadiza. Así no trabajan los gobiernos que buscan el bienestar de su población. El área cumple una función en la recuperación del paciente.

A escasos meses para culminar el periodo de este mal electo gobierno, pretenden licitar o contratar directamente, hasta de lo que está funcionando bien.

Ejemplo. El equipo de laboratorios de la Caja de Seguro Social (CSS), donde presumiblemente esta semana, estarán desconectando todos los laboratorios, para instalar los de otra empresa y: ¿qué sucederá con el histórico de los datos de los pacientes? Seguramente borrón y cuenta nueva.

El costo del mantenimiento del software del equipo actualmente en uso, según información recibida, es de 400 mil dólares al año, mientras el que pretenden instalar (que también enlaza con el MINSA), y se desconoce existencia de licitación pública, por lo cual pudiera ser una contratación directa), tiene un costo de 11 millones de dólares en cinco (5) años, es decir 2,2 millones anuales. ¿Será otra proeza del doctor Enrique Lao Cortés, Director de la CSS? La diferencia del mantenimiento es enorme, contra los recursos de una noble Institución, y ¿qué decir de la preservación de la historia clínica de los pacientes?.

Regresemos a las obras arquitectónicas, del Hospital Oncológico. Quienes nos atendemos en ese nosocomio, difícilmente aceptamos ir para el Hospital de la Salud.

Solo el gasto en taxi (ida y regreso), oscila entre los 24 y 50 dólares, dependiendo de donde viva el paciente y la hora en que se viaja.

Eso es impagable. A los que viajan en bus de ruta, que se preparen a caminar desde la parada, en plena calle hasta el lugar de atención, esperando que no haya lluvias y que obviamente no hubiera tranques en su movilización. Es inhumano lo que se pretende hacer.

Lo ideal es que la Corte Suprema y el MINSA trasladen sus instalaciones actuales a otras áreas, para que esas estructuras sean modificados, de acuerdo a las necesidades del Hospital y mantener el Oncológico en el mismo lugar, ya que su ubicación es equidistante de casi cualquier parte y su ambiente es mejor que el desolado Hospital de la Salud.

Es el lugar más céntrico donde se puede llegar desde diferentes lugares de la República, sea en bus, metro y hasta a caminando. Quedará en la conciencia del presidente de la República Laurentino Cortizo, del ministro de salud Luis Francisco Sucre y del director de la CSS, Enrique Lao Cortés la mala decisión de utilizar a las personas enfermas de cáncer como si fuéramos reses para el matadero. Dios te salve, Panamá.

 

Ciudadano humanista y patriota.

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