Especial para El Periódico
Juan Jované
En una reciente entrevista publicada en el diario la Prensa el 28 de mayo de 2024, el ministro de economía y finanzas designado se excusaba dos veces de no responder directamente cómo pretende enfrentar los problemas de las finanzas públicas, alegando que lo dejen llegar el primero de julio y pidiendo que esperen la respuesta después de dicha fecha.
Sin embargo, algunas de las respuestas que el novel ministro da en dicha entrevista muestran, a nuestro juicio, que su posición se encuentra alineada con la política de choque económico que se han planteado los sectores económicamente dominantes. A esto se agrega un profundo e inusual desconocimiento de la incertidumbre política que todavía existe en el país.
En primer lugar, el entrante ministro de economía y finanzas señala que el problema básico es el de ingresos escasos frente a gastos que los superan afirmando que: “como decimos en buen panameño, se trata de cuadrar el círculo, es decir, cómo asignamos el dinero escaso de manera más efectiva.” El mismo, para encuadrar su pensamiento, no hace más que repetir la tradicional definición tradicional – neoclásica, tal como la formuló en 1936 Lionel Robbins, para quien “en la economía pura examinamos la implicación de medios escasos con usos alternativos.”
El problema, tal como se desprende de la crítica realizada por Joan Robinson en su ensayo “La Segunda Crisis de la Economía” (1971), el problema de la definición de Robbins no explica si los recursos son en un momento efectivamente escasos y por qué lo son. Obviamente Chapman no realiza un esfuerzo por avanzar en esa dirección, dejando de lado un importante problema: la evasión fiscal.
De acuerdo al documento “Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2024”, recientemente publicado por el BID, Panamá es el país con la segunda menor recaudación tributaria en relación al PIB, la que solo alcanza al 13.1%. La misma no solo resulta baja en relación al promedio de la región (21.5%), sino que dada la metodología del BID se tiene que tener en cuenta que el 42.0% de dichas recaudaciones en realidad representan las cuotas de la seguridad social.
Estos resultados tributarios solo se pueden explicar haciendo referencia a la enorme evasión tributaria del sector corporativo. Utilizando cifras de la DGI se puede calcular que, durante el 2021, último año para el que existen estimaciones, esa evasión alcanzó a B/. 7.838,6 millones, cifra equivalente al 11.6% del PIB.
El problema de la posición del novel ministro es que al no tomar en cuenta la evasión y la posibilidad de elevar los ingresos públicos con una política de recuperación de rentas, solo deja abierto el camino de la compresión del gasto público. Quedamos así en el terreno de los típicos ajustes fiscales que caracterizan a las políticas de choque.
En segundo lugar, frente a la pregunta de cuánto tiempo se tomaría en recuperar el grado de inversión, el entrante ministro de economía y finanzas da una respuesta que, a nuestro juicio, resulta insólita: “esa pregunta debemos hacerla a Fitch.” Entregarle a esta calificadora las potestades del Estado panameño es inaudito.
Más adelante el nuevo ministro afirma en relación a dicha recuperación que: “nuestro compromiso es hacer lo que esté a nuestro alcance para que esta meta se alcance en el menor tiempo posible.” Lo grave es aquí está en los requerimientos de Fitch en relación al grado de inversión.
El problema aquí es a la referencia que hace el novel ministro a Fitch Raiting, ya que esta agencia calificadora no solo señala que la pérdida del grado de inversión se debió en una forma muy significativa al cierre de la mina de Donoso, sino que, además, señala la necesidad de derogar la Ley que prohíbe las nuevas concesiones para las exploraciones y producción relacionadas con la minería metálica. Fitch también avala las reformas estructurales al sistema de pensiones de la CSS, insiste en la consolidación fiscal y se queja de lo que considera un exceso de asignación de recursos para la educación. Llenar en el menor tiempo posible los requisitos de Fitch Raiting implican una dura política de choque.
Para complementar lo anterior es útil señalar que para el ministro entrante de economía y finanzas: “La posible incertidumbre que normalmente genera un torneo electoral ya se agotó o esta llegando a su fin”. Se olvida en este caso de elementos que se relacionan con el bajo porcentaje con que fue electo el futuro presidente, de la fragmentación que generó la elección de los diputados a la asamblea, así como de lo que algunos han llamado la feria de las impugnaciones. Son todo factores que, a nuestro juicio, generan una fuerte incertidumbre política, que los economistas no debemos soslayar. Mas aún, las propias políticas vinculadas a temas como las pensiones, la minería a cielo abierto y le agua potable, son capaces de generar turbulencia social e incertidumbre.
A final de cuentas los sectores sociales, así como todos los ciudadanos consientes del país que creen en la democracia profunda, la equidad social y la sostenibilidad ambiental, nos debemos preparar para enfrentar la política de choque que nos amenaza
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