Por Ramiro Guerra. Abogado y cientista político.
Al frente de la comunidad quedaba la empresa Cemento Panamá. Cuando uno viajaba hacia la ciudad de Colón, daba dolor, observar el entorno ambiental afectado por los gases que generaba esa industria cementera. La vegetación toda con una capa de polvo contaminado. En esa época, el sindicato que agrupaba a los trabajadores, interpuso denuncias en torno a cuadros de afectación en los pulmones y vías respiratorias. Era una época que la cuestión relativa al ambiente era incipiente.Los moradores de San Juan, a diario se quejaban de los daños que causaba la planta de producción de cemento a su salud.
Recuerdo dialogar mucho con el secretario general del sindicato, un dirigente a cabalidad. Hizo de su hacer sindical, la lucha contra la contaminación que se derivaba de las operaciones de esa empresa.
¿Por qué traigo a colación lo anterior? Sencillo, tanto el gobierno como la empresa minera Panamá, First Quantum, nos venden que la explotación mineral a cielo abierto, no genera daño al ambiente, cuando hay países que la han prohibido por los efectos dañinos y contaminantes al medio ambiente. (ríos, vegetación, la atmósfera y seres humanos).
Por alguna razón, este tipo de actividades ha sido prohibida por países de la comunidad europea.
Conocido es que son perjuicios no reversibles. Esas empresas cuando levantan carpas, el daño causado al área donde operaban, más nunca vuelve a ser útil; y peor serán consideradas de prohibido acceso por su nivel de contaminación. ¿Me pregunto, hasta que punto los trabajadores de esa empresa, ha hecho conciencia de lo señalado?
Hay una maquinaria informativa pagada por la empresa y el gobierno, que juega a la aprobación de un contrato que el pueblo panameño, sus expresiones organizadas, denomina como el contrato de la muerte.
Sigo preguntado, ¿Por qué tanto interés del poder político, de que ese contrato se apruebe? ¿qué compromisos doblan la voluntad del gobierno, de poner la nación y su soberanía por delante?
Esa explotación, la de Nuevo San Juan y la entrada de Sardinilla de Colón, se queda chiquita con esa explotación a cielo abierto de First Quantum.
Increíble que una lógica del pesetero, anima toda esta perversidad de imponer un contrato depredador de los recursos de la nación.
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