Por: Gonzalo Delgado Quintero
Esto no es ir a buscar mediaciones políticas con ningún maleante, sino de arrebatarles a los ladrones lo que se han estado robando durante muchos años. No se puede hacer conciliaciones con quienes le han tratado de quitar incluso la dignidad al pueblo, ofreciendo vergonzosamente dinero para intentar comprar las conciencias de los votantes, en una especie de frenesí clientelista cada cinco años.
Todos los partidos tienen en sus filas gente que compra y gente que se vende y es evidente en cada proceso electoral, tanto en la dinámica interna de cada colectivo como en las campañas políticas generales. Lastimosamente en nuestro propio colectivo, es claro el clientelismo; una práctica que ya iniciaron y que discurrió en la medida en que se fue dando el proceso antes, durante y después de la escogencia de los delegados y que no terminará sino hasta después de la escogencia de las demás instancias entre las que cuenta el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Se ha entronizado en nuestro colectivo esa vieja práctica clientelista utilizada por la oligarquía a través de sus partidos políticos tradicionales. Esa nefasta conducta politiquera propia de la rancia oligarquía. Un estilo político de abatuar. Bucaneros que llevan al matadero (Congreso) a toda persona que tenga un valor momentáneo como líder o delegado para ser sacrificada en tasajos, cortado en brazas y después a las brasas del olvido, hasta la siguiente “matanza”.
El mal ejemplo de unos pocos, perjudica a todos. Y es evidente que ya lo vienen haciendo; personas mencionadas por comprar votos, ¿Algunos acaso o no con dineros mal habidos?. Han venido corrompiendo el partido. No tienen el más mínimo respeto por la dignidad humana.
No queda otro camino, hemos llegado al punto álgido del todo o nada. A los buenos torrijistas les corresponde defender al PRD de sus detractores internos. Incluso, la situación que estamos observando es tal, que en nuestro movimiento hay un equipo de profesionales del derecho que de ser necesario, estarían dispuestos a interponer las denuncias pertinentes para erradicar a estas lacras políticas en el poder y que también están enquistadas en el Partido. La gran tarea es devolver el colectivo de Omar a quienes les pertenece, al pueblo.
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