Por Gonzalo Delgado Quintero
José Raúl Mulino, presidente electo «Del Carajo»
El pueblo es genial. Impone su voluntad. Corrige con rigor. Hace sufrir y actuar. Sigue adelante y, de todas formas, determina su criterio colectivo, salvando y castigando a la vez.
Eso es lo que pasó, ayer, domingo 5 de mayo, en Panamá; no hay otra explicación. Dentro de ese gran cerebro social, no hay equivocaciones anticipadas; lo que, si se marca al final, es el anticipo de acumulaciones y desesperanzas.
Simplemente, lo que imponen los pueblos es una decisión pragmática en el momento de elegir, sin pensar mucho en los antecedentes de a quien se vaya a escoger para que dirija las riendas de la nave del Estado, y por más cabrón que sea, han de escoger a quien consideren el más acto y confiable para cumplir la misión de mandar, aunque sea un tirano. Es solo eso. Esa gran masa impone al más adverso opositor contra quien está en el poder, eso es lo que siente y así, proceden. Quizás esa es su mejor forma de castigo, dándole el látigo al peor de los enemigos para que encima, azote a quien han señalado y echado al recipiente de las culpas.
Nuestro criollismo y la introspectiva de los panameños no deja de ser parecida, al resto de los pueblos. Pongámonos a observar y verán que sale a flote en otras latitudes, fuera de nuestro ámbito nacional, cosas similares. Todo es parte de los procesos sociales que se mueven y que culminan, después de su nacimiento, desarrollo y agotamiento sistémico.
Esa situación política la han vivido, debido a sus vicios, la mayoría de los Partidos Políticos en Panamá, y hablo de los que históricamente aún están vigentes. Creo que algunos desaparecen en esta etapa. Aun no tengo cifras claras, pero es posible que el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (MOLIRENA) es uno de los colectivos que dejará de existir en los próximos días, al menos por la vía presidencial, no sé si logre sobrevivir por la vía de los votos a diputados. Incluso pueden desaparecer otros como País y Alianza
Se debilitan algunos como el Partido Cambio Democrático y los arnulfistas, por supuesto muy mal posicionado el Partido Revolucionario Democrático, abriendo espacios a nuevas e inéditas estructuras políticas. Contrario sensu, ahora surge con mucha fuerza el Movimiento Otro Camino y el Partido Popular que se mantiene y aumenta su caudal de poder al sumar más del 16 por ciento de los votos emitidos y que ganó gracias al liderazgo de Martín Torrijos.
No es cierto, como he visto, leído y oído que el pueblo es esto y aquello. Vayamos mejor al análisis institucional. Se nos olvida rápido, las decisiones incongruentes tanto del Tribunal Electoral que violó la Ley que precisamente debe proteger y cumplir, así como de la Corte Suprema de Justicia, principales artífices del triunfo de José Raúl Mulino. Cómo es posible que hasta solo un día antes, la CSJ vino a dar su fallo, y lo hizo no tanto en función de sus competencias sino más bien como una salida política. Eso no es culpa del pueblo y tampoco de Mulino. El pueblo, en esos meses, al sentir esa especie de martirologio, actuó en consecuencia a favor de que interpretó como el mártir.
Además, ese mismo pueblo tenía muy presente las dolencias ciertas que había sufrido. A veces los analistas olvidan rápido las cosas acumuladas y que están centuplicadas y dispersas en la sociedad.
Allí, en lo profundo del sentimiento de la gente, a veces sin ser razonado, pero cargando encima, de repente afloraban muchas cosas; por ejemplo, muy presentes están esos recuerdos de los miles de pérdidas que representan los lisiados y muertos que sufrimos todos debido a la pandemia, o de la situación convulsa que hizo que el pueblo saliera a las calles en agosto del 2022, que impulsó un diálogo nacional que más bien se convirtió en un subterfugio para diluir las aspiraciones y peticiones que se hacían día a día en ese encuentro de sordos que no produjo absolutamente nada. Eso fue una soberana burla y eso está en la mente de la gente.
Y para remachar, las manifestaciones de noviembre de 2023, que tenían como punto central la oposición al contrato minero; y pregunto, en realidad era solo decirle no a este leonino acuerdo de explotación minera o acaso no había sentimientos acumulados de frustración social, allí, metidos en el hipotálamo eclosionando al romper el cascarón opresivo que contenía todo ese descontento social multitudinario. Los jóvenes sin trabajo y sin poder seguir estudios, con muchas aspiraciones y pocas oportunidades. Estoy seguro que en gran medida eso movía también, muy en el fondo, su descontento que fue desparramado por ellos, en la Cinta Costera.
El pueblo o al menos el 34 por ciento, dijo Mulino. Las reglas son esas y quien gana con el mayor porcentaje, SI VA. El NO VA, se mantuvo sobre los señalados culpables de lo que dicen las líneas anteriores. Ahora bien, lo que viene en adelante es sumamente peligroso y no lo digo solo porque sea Mulino. Lo digo es por el país endeudado que recibe. Ahora, lo que se intuye en el muy corto plazo, son las exigencias de ese pago de deuda que ya es impagable y que traerá como consecuencia mayores exigencias hacia gobierno entre las que se incluyen las privatizaciones ya no se ni de qué. Acaso del aire que respiramos. Bueno aun queda el IDAAN, la Caja de Seguro Social, el Canal y no sé que otra cosa.
Pero lo que nos viene tampoco es culpa del escogido, al fin y al cabo, quien llegara a la presidencia de todas formas heredaría los problemas sociales desatendidos y los compromisos nacionales e internacionales en circunstancias que no son nada halagüeñas y que por el contrario, nos sumerge en una escalada de violencia que representan y nos imponen dos guerras que se interpretan como el inicio de una tercera conflagración, pero eso es análisis de otro escrito.
El autor es periodista, escritor y analista
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