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El Representante De Corregimiento Y Poder Popular.

Por Ramiro Guerra M.

Jurista, escritor y cientista político.

Esta era la sede la Asamblea Nacional de los 505 Representantes de Corregimientos de todo el país. Palacio Justo Arosemena 1973.

 

Nadie le puede regatear a Omar Torrijos, el haber impulsado el mecanismo de base de participación democrática en Panamá.

El representante de corregimiento vino a representar el eslabón de participación democrática real, inmerso en la estructura del estado.

La idea del representante, se concibió para que junto a la junta comunal, fueran lo más indicado para para abordar y enfrentar situaciones y problemas en un entorno territorial pequeño como son los corregimientos. La razón es obvia, son los representantes lo que están más cerca del ciudadano, identifica y conoce de su problemática.

Esa estructura de estado dentro un ámbito territorial del corregimiento, en la medida que el proceso torrijista entró en una especie de regresión, fueron perdiendo su razón de ser. Ese proceso dio al traste con la desaparición de la asamblea nacional de representantes y el poder democrático que expresaba.

La situación llegó al punto, que las juntas comunales y en ella el representante de corregimiento fueron cooptados por el clientelismo y la corrupción. Este espacio de representación real de poder democrático, se sumergió en un proceso franco de deslegitimación y lejos de las bases comunitarias.

Igual, estructuras como los Comité de salud y las juntas locales, también fueron perdiendo protagonismo como instancia de participación y movilización popular.

Recién hemos venido observando un malestar de los representantes de corregimiento, quienes alegan que el recorte de sus partidas presupuestaria, terminará por anular el papel que juegan en la comunidad.

Lo anterior siendo cierto, vale revaluar políticamente, el papel y alcance de los representantes y las juntas comunales, de cara a un pleno desarrollo de la comunidad.  Los controles y fiscalización de los recursos que se le entregan, tienen que ser más eficaz.

El representante debe cargar con la responsabilidad de impulsar la organización de la comunidad.  Sean estas juntas locales, comité de salud, asociaciones deportivas, culturales. Un representante y la junta comunal que no promueva estas formas de organización de la comunidad, tenderá a distanciarse de la comunidad, a burocratizarse y a entronizar formas no democráticas de administración en la comunidad.

Como ocurre en la sociedad, cuando estamos frente a un régimen que, no le da el sitial al papel de la comunidad, como instrumentos directo y real de democracia, de seguro que no la impulsará ni promoverá.

En consecuencia, el proceso de organización comunitaria, corre por cuenta de la misma comunidad, de la junta comunal.

Se trata entonces, de trabajar en la organización de las comunidades como mecanismo de un tipo nuevo de relacionarse con el poder del estado.

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