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El Turismo Externo E Interno. Abusos En Los Precios.

Narrativa real al mejor estilo Macondiano.

Ramiro Guerra M

Abogado, escritor y cientista político.

 

El sábado 13 de este mes, Tania Guerra M, nos invitó al Causeway de Amador a cenar.

Pienso que lo hacíamos en calidad de turismo interno. En verdad es un lugar agradable para hacer vida familiar.

¿Dónde la puerca torció el rabo? Entramos a un restaurante cabaña. La presentación de la comida, un plomo. Veamos los precios. Una chicha de maracuyá, más agua que maracuyá, es decir, con olor leve a maracuyá, pero con ausencia de fruta, B/ 4.50, e igual el vaso de agua con sabor a Saril (Flor de Jamaica); el  plato de baby reef (cerdo) costaba B/.26.00, con una presentación que parecía comida para un chiquero de puerco, éste en sus bordes estaba totalmente quemado.

Una tacita de arroz con coco, B/ 3.50.

Cuando salíamos, busqué el cajón de quejas y no existía. Equivocadamente hice descargo contra la compañera que nos atendía. Me dijo, «se lo hemos dicho a los cocineros, pero no nos paran bola». Le pregunté y qué hace el administrador?.

Después de este viacrucis, nos pusimos a mirar la flota de yates en la bahía que desborda la imaginación de tanto lujo concentrado, viendo además que, el mío, había sido hundido. (será que el mío era un cayuco)

Tal como lo narro, me preguntó, ¿será así el trato al turismo externo?. Interno o externo, le dije a mi hija, sentí que te han estafado.

No menciono el lugar, porque no me anima perjudicar al establecimiento.

En la dirección arriba señalada, las autoridades de turismo deberían estar pendientes del comercio en esa área, no solo por los precios descomunales, sino por la pésima atención de calidad que convierte una alegre jornada familiar en una sensación de atraco.

Al turista hay que tratarlo como la niña de los ojos. Ese tipo de comercio, dejan la impresión, que lo mueve solo sacar dinero y soslayan el buen trato. Y los precios, no atraen; todo lo contrario, generan un sentimiento, a este establecimiento no regresamos más y la próxima llevo mi mono (comida envuelta en hojas de tallo de plátano, como lo hacen nuestros hombres del campo, en otros lados le llaman bastimento).

Al final el reprendido fui yo, ya que mi amada Nena, me dijo; por qué te la comiste y no te quejaste antes.

Tuvo razón, porque lo que sobrevino después fue una fuerte diarrea.

Dios bendiga la patria.

15 de julio de 2024

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