El vuelo hacia la eternidad

Para algunos sorpresa, pero así es la vida. Nos cuesta pensar en el final de los días. Y cuando un amigo parte , nos causa un dolor grande. Como escribió Chuchú Martínez , parte de uno, también va rumbo al parnaso.

Este final del año, recibo la noticia de dos amigos, que faltando poco para entrar al 2025, se fueron al mas allá.

El poeta José Carr, premio Miró en varias ocasiones. Cuando fungió como director de cultura en el periódico, el Universal, tuvo la gentileza de abrirme la página del diario. Recuerdo un ensayo sobre los orígenes de la religión. Cuando ganó el Ricardo Miro, por su poesía dedicada a Victoriano Lorenzo, estuve en el teatro Nacional en primera fila gracias a su invitación.

Tenía algún tiempo de no saber de él. Un maestro en la redacción de textos. En varias ocasiones le enviaba mis cuentos y narrativas corta y siempre puntual en sus observaciones.

Hasta luego amigo José Carr.

Otro que parte para el mas allá, el amigo ingeniero Mario Archer. Siempre activado en las lides sindicales y política.

Fui nombrado ministro de trabajo varias veces, por su sugerencia. Yo le decía, Archer, despierta eso es para gente que milita en partidos. Siempre me animaba en mis ideales, aunque también me decía, este mundo está lleno de malagradecidos.

En los tiempos del canal, fue secretario general de uno de los sindicatos beligerantes en dicho enclave. Leal al general Torrijos. Nunca perdió contacto con la CTRP; siempre estuvo allí dando su cuota de experiencia.

Hasta luego Mario Archer.

Un mensaje de a puño. Nos tocará seguir el mismo camino. Mientras no ocurra, aprovechar productivamente los años de vidas.

Hasta luego compañeros de lucha e ideales; siempre en la línea correcta de amor por el pueblo .

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