El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Gonzalo Delgado Quintero
Delegados internacionales de más de 100 países reciben información sobre el proceso electoral venezolano
Venezuela se juega su futuro. En realidad, se juega todo. Estas elecciones son un punto de inflexión. Después del domingo 28, el país de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte Blanco y de Hugo Rafael Chávez Frías, caminará hacia el perfeccionamiento de sus logros revolucionarios o retrocederá a la época del siglo XIX cuando, en general y a manera de ejemplo, el individuo que nacía campesino y peón sirviente en el seno de una familia permanecía irremediablemente en esa condición social hasta su muerte.
Simón Bolívar sembró la semilla de la libertad en América, haciendo surcos, arados en el mar profundo de las ideas, y desde esa profundidad insondable, abonada por las cenizas del sacrifico de las generaciones de miles y miles de hombres y mujeres; regada por el sudor y la sangre generosa de sus mártires; finalmente, y como única forma, pudo darse la germinación brotada con fuerza de la gran revolución bolivariana de la Venezuela de Hugo Chávez, y que hoy mantiene Nicolás Maduro Moros con el pueblo.
veedores internacionales de más de 100 países. de parte de los gobiernos europeos no estarán presentes porque son agentes activistas de la oposición al gobierno y antes de las elecciones ya han cantado fraude como parte de un plan para descalificar el proceso electoral., irrespetando las instituciones del árbitro electoral de Venezuela.
Esa semilla nació y creció; pero aún es una planta pequeña que debe aumentar su tamaño. Hoy, advertimos que, más allá del presidente y su circunstancia personal y política, el propio pueblo ha de entender que en juego está, la Venezuela para los venezolanos o la Venezuela para las transnacionales del supra poder invisible. Que está en juego la Venezuela que cuenta para beneficio de los venezolanos, con la existencia de enormes yacimientos de hierro, bauxita, níquel, carbón, oro, diamantes, calizas y otros minerales no metálicos, además de importantes cúmulos de amianto, fosfato, manganeso, azufre y plomo; además de tierras raras, mármol único y petróleo, por supuesto. ¿Acaso se dejarán quitar todo eso? No creo.
Bolívar libertó, Chávez revolucionó, Maduro consolidó; ahora, el pueblo debe defender lo conquistado. Ya tiene en sus manos su propio destino con todas estas riquezas que este poder satánico en contubernio con malos apátridas venezolanos quieren arrebatarles al pueblo y nuevamente privatizarlos. Quizás, el engaño, quizás, puede trastocar algunas pequeñas cosas, pero no podrá cambiar la realidad que bien prospera en el país del joropo y liquiliqui.
El autor es periodista, escritor y analista
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