En la víspera de las festividades de la patria. Mi sentir y proclama.|    

Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.           

Recrear la historia patria, es una asignatura de siempre. Interpretaciones sobre nuestro iter independista y de separación, inevitable, siempre estarán a la orden del día, de la historia. Pero a pesar de ello, lo que no se puede negar, en cada episodio, gesta, nuestro país, dio saltos de calidad, para mejorar y dar forma a la nación y al estado. Cierto, proceso éste cuya matriz, dió cuenta de contradicciones sociales, que dieron forma y contenido a nuevos episodios, gesta y desafíos para seguir la lucha hacia ese norte de perfeccionamiento del sentido de nación y patria. Hoy recobra fuerza ese espíritu de afianzar nuestro sentido de pertenencia a una individualidad- colectiva; nación, patria, en circunstancia en que, maléficamente se articulan y conjuran poderes aviesos, sin patria, sin sentido de referencia alguna a conceptos como patria y pueblo, que actúan en dirección a desnaturalizar lo que nos costó siglo de Luchas y epopeyas.

Reza un dicho, que contiene una verdad de a puño, «la peor derrota que se le puede infringir a una nación, es borrar su memoria histórica» intentos en esa dirección lo ha habido. Todavía tenemos fresco, cuando esos poderes aviesos, trataron de cuasi eliminar de la enseñanza, la historia de Panamá con los Estados Unidos. Igual minimizar la enseñanza de la filosofía. El objetivo, adocenar a la juventud y cortarle toda posibilidad de reencontrarse con un pasado y de esa manera censurar toda referencia al cómo llegamos a ser nación y aunque todavía inconclusa, logramos nuestra independencia y separación. Nada de ejemplos a seguir por parte de las nuevas generaciones.

Hoy el fantasma, que no es tal, es real, trabaja en dirección a, enajenar conceptos como el de patria, nación, soberanía, autodeterminación e independencia. Poderes imperiales les importa dos pepinos con esa historia bella, ejemplificante de como Panamá, superó los tiempos de la «patria boba» de la quinta frontera. Lo peor de esta realidad, no faltan los genuflexos, los abyectos y cancerberos que como en el caballo de Troya, se sienten y se sentirán bien con la noción de país tutelado, sin conciencia de identidad propia.

Parte el alma, observar como el sentido del tutelaje de la nación, coge fuerza. Bajo la rúbrica, de andamiajes conjuntos, se desdibuja todo nuestro entramado institucional. La embajada de los Estados Unidos, actúa como Juan por su casa; intromisiones directas en el país se están convirtiendo en rutina. No nos estamos dando cuenta, nos están quitando o anulando el sentido y espíritu de nación y patria.   Fuerzas de poder se alinean en esa dirección.  Siento temor por mi Canal, recobrado con sangre por generaciones que nos antecedieron; y esto que escribo, no son conjeturas. Por allí, hay gente que han sacado a relucir la enmienda De Concini y afirman, que los Estados Unidos sí puede intervenir y hacerse del control del Canal. Semejante criterio, inaceptable.  Hasta citan a Omar Torrijos y a Carter. Hay que estar avispados; si lo hacen, es por la fuerza, pero no bajo el amparo del derecho internacional.

Claro, celebremos las efemérides patrias, pero desde una perspectiva de desafío y coraje. Somos una nación y rechacemos toda forma de diezmar ese sentido de nación y patria.