Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Las cartas están echadas.
Igual que en todos los partidos, en su interior, se da el fenómeno de facciones y tendencias. La lucha por quien hegemoniza, viene determinada por proyectos o visión de sociedad, no necesariamente coincidentes.
Con atención vengo escuchando a los que se dicen, representar o interlocutor tales tendencias.
El bocatoreño Benicio Robinson, declaró que su candidato, para el 2024, es el vicepresidente Lic. José Gabriel Carrizo. Además acota que, de ganar la presidencia, desde el PRD, apoyará esa posibilidad de candidatura del vice y con ello, desde la presidencia, continuar en la línea que le ha imprimido al estado, el actual gobierno.
En su discurso no hay nada de autocrítica, de recomponer el partido de tal suerte que, vuelva a los rieles del pensamiento de su fundador. El diputado juega a un partido clientelista, electorero y sin sentido programático.
Como lo escribí, se aleja de los reales problemas de fondo, que deberían ser objeto de un debate profundo, de definiciones ontológicas que deberían apuntar hacia un partido que haga la diferencia, sobre todo en nuestro medio, donde los partidos se asemejan a proyectos para hacer negocios; huérfanos de una visión de sociedad a la cual aspiran.
El PRD la tiene institucionalmente pero, para la tendencia de más de lo mismo, eso está en el congelador. Lo estratégico está pervertido y la práctica electorera, clientelista y ‘más de lo mismo’, ahoga esas visiones programáticas. El señor diputado Robinson, a mi juicio, quema velas antes de partir y en acto de cinismo inaudito, de sinceridad de politicastro, confiesa de lo que aspira que sea el partido.
Hay otras tendencias que juegan a tener al partido como un paraguas para todo tipo de veleidades, no necesariamente encaminado a objetivos democráticos. Son pragmáticos y oportunistas al extremo y de una ética nada confiable para un pueblo que ansía cambios de paradigmas y de rumbos. Como dice el dicho, diferencias tienen pero el diablo los une.
Hay otra tendencia que se reclama leal al pensamiento y acción de su mentor y fundador, el general Omar Torrijos. Aspirar a un partido de nuevo tipo al mejor estilo de un real y efectivo interlocutor de la diversidad social, construir con esta, redes de comunicación y empatía. Un partido consecuente con su adhesión social democrática y con un sentido de progresismo social y de reparto equitativo, manejado desde el estado y axialmente tutelador de los derechos humanos y fundamentales.
Como digo, las cartas están servida para la mesa del congreso. Éste será la antesala de debates que llevarán las contradicciones a otro escenario, el de la discusión de cómo llegar a la coyuntura electoral y el perfil del candidato.
En mi opinión, surcar mares de política y contienda electoral con un candidato que se ve en el espejo como la versión Cortizo a repetir me parece más aventura que realidad y posibilidad.
El diputado Benicio Robinson, sí de algo sabe, es de matraqueo y de negociaciones. Por algo le dicen el gato, en su caída libre, cae de pie. La pregunta, son esos estilos y procedimientos los que le conviene al PRD y a la sociedad?
Los delegados al congreso seguramente se estarán preguntando, qué es lo que le conviene al PRD y qué tipo de partido y liderazgo se requiere para estos tiempos de crisis? ¡ Y qué crisis!
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