Por Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
El orden jurídico, constituye toda la arquitectura organizacional de la nación. En consideración a esta afirmación, es absolutamente válida la tesis, de que para que lo señalado sea cierto, tiene que prevalecer armonía en esta armazón de lo jurídico.
Bien lo señalan distinguidos doctrinantes, la superestructura de lo jurídico, tiene que ser lógica. No lo es cuando sobresalen incoherencias o como lo escribió Engels, existencias de un derecho que se presenta contradictorio, es decir existencia de normas que se van a puñetazos entre ellas y la realidad, a la cual están dirigidas aquellas.
Como estudioso del mundo de la norma, vengo observando un fenómeno, que es alarmante. Hay la impresión, que el orden constitucional ha venido de más a menos. El pacto jurídico, superior que organiza toda la nación, en sus diversos órdenes de la vida, sobre todo en lo pertinente a lo jurídico, dentro todo lo relativo al estado de derecho como sinónimo de seguridad jurídica de los ciudadanos y todo el orden institucional, ha devenido frágil y resulta ahora que camina como furgón de cola de una locomotora.
Si me preguntan, de la multiplicidad de fenómenos que hacen parte de la crisis, el más peligroso, es el que da cuenta de una débil institucionalidad.
El tema del presupuesto ha puesto en evidencia lo que señalo. Un ejemplo es el presupuesto de la caja de seguro social. La constitución y la ley, señalan, que este lo elabora la junta directiva de esa institución. Esta lo remite al ministerio de finanzas para que lo adhiera al proyecto de ley del presupuesto nacional. Resulta que el ejecutivo, recorta el monto del mismo, alegando excesos en su elaboración. No es competencia de dicho órgano realizarlo.
Lo anterior es sólo un ejemplo, del fenómeno relativo a un estado de derecho, que no garantiza seguridad jurídica. Preguntémonos los abogados y los ciudadanos, si el ministerio público ha cumplido sus funciones como lo mandata la constitución nacional e igual si nuestro orden jurídico es realmente garantista cuando se le enfrenta con la realidad. En ambos casos, categóricamente señalo que no.
Estamos viviendo una crisis del orden jurídico y por consecuencia lo anterior se traduce en una pobre eficacia, en relación a la vida, la sociedad.
Seguridad jurídica de ¡Qué!
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