Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
En no poca ocasiones, escuché al Dr. Simeón Gonzales Henríquez, politólogo, constitucionalista, quien hace años partió para los campos Elíseos, que los programas de partidos, son un dechado de virtudes, pero meros escritos en papel, que no se corresponden con la realidad. Son un catálogo de principios e ideología, sean socialdemócrata, social cristiano, nada que ver con la vida real y práctica de los mismos.Todos talvez, salvo excepciones, están cortados con tela de corte neoliberal. Obsérvese, la acción y práctica de estos partidos, se articulan a lo populista, lo electoral clientelista. No hay planteamiento ideológico – programático. Están muy lejos de aquella concepción de Antonio Gramsci, que caracterizaba a los partidos como instrumento de educación y pedagogía de masas.
En escritos de su autoría, señalaba que, el partido es un pequeño estado en miniatura; cuando se hacen gobierno, hacen del estado, lo que como partido eran.
Salen a relucir las mismas patologías de, el cómo no modernizar y elevar la política a niveles superiores. No dan el salto de esos esquemas liberales de democracia formal, hacia enfoques renovadores de democracia participativa y de gestión y control ciudadano. Diferencia de fondo, no las encuentro, en la realidad y práctica, al margen de los textos escritos de índole ideo – programático, son las mismas toldas.
Colocan al pueblo, a los ciudadanos, a escoger, el menos malos de los malos. ¡que trágica esta realidad! Pero como siempre escribo, hay que seguir abonando el terreno para que la política deje de ser negocio e inversión, fuente de enriquecimiento.
En esta cruzada, mucho tiene que aportar y hacer la intelectualidad panameña.
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