Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Venezuela es un país rico en minerales estratégicos para la economía de los Estados Unidos. Es una potencia petrolera.
De allí, que la pesadilla de los Estados Unidos, es China y en alguna medida Rusia. Cada vez que altos militares del pentágono, se refieren a la región latinoamericana, lo hacen amenazando a nuestros países y estados de un peligro de una creciente presencia de China y eso es una amenaza para los Estados Unidos.
La doctrina Monroe, en su expresión cruda y salvaje. En lenguaje sencillo, nosotros los latinoamericanos, nos pegamos una mentira. No somos soberanos y menos independientes.
A los Estados Unidos, no les interesa relaciones en un plano de primo inter pares, sino de imposición y dominio.
El pecado del socialismo bolivariano, ser independiente, soberano y autodeterminarse y tener relaciones con la diversidad de países y estados del planeta.
La estrategia en curso por ese infernal poder mediático de la derecha y la ultraderecha y su mentor, los Estados Unidos, satanizar a las autoridades de Venezuela. Y peor, si fuera necesario, destruirla para evitar que, esa nación siga alejándose cada vez más de su influencia y dominación.
Estos son momentos en que se pone a prueba, el sentido de patria, de nación soberana. O sencillamente, doblar la cerviz como esclavos de una dominación, que se cree destinada a dominar a su capricho el planeta.
Resistirse a esos designios, es un tema de dignidad. Nada tiene que ver si eres de izquierda, comunista. Hoy el multilateralismo en el campo de la geopolítica, es hasta una necesidad que raya en lo existencial.
Los imperios en decadencia, se vuelven violentos, fascistas. Mucho de esto, es lo que venimos observando.
Desafortunadamente, nos quedamos en lo superficial, en lo trivial y el caparazón de los fenómenos. Se nos oculta el real curso que transita la geopolítica. Y quedamos sirviendo a nuestros propios verdugos. Una especie de tontos útiles.
Venezuela vive algo de la experiencia de Panamá. La invasión criminal del 20 de diciembre de 1989, entre sus objetivos estaba, asesinar el pensamiento y la acción torrijista. En Venezuela, reducir o eliminar ese sentido de país libre y soberano que se generó con la lucha por la independencia, con Bolívar y Francisco de Miranda al frente.
Dios bendiga la patria.
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