Hacia dónde va el país.  

Por Carlos Ochoa E.   

Cada mañana nos levantamos con la esperanza de recibir alguna buena noticia, pero nada. No hay luz en medio del túnel, y no es que uno sea pesimista ni mucho menos. Habrá un número muy reducido que, si ven y oyen buenas noticias, los dueños del país.

Hoy o mañana se reinicia el diálogo, es su segunda fase, y los logros de la primera fase de han esfumado, así como desaparece el agua en la arena, una verdadera burla, los medicamentos y los alimentos por el cielo y para rellenar amenazan con subir el tanque de gas. Volveremos al fogón de leña, con el agravante que ya ni leña hay. El transporte es un desastre tanto el servicio y de las calles ni hablar, prevalecen los huecos sobre las calles.

La corrupción se pasea, sonante y campante por la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea de Diputados sigue engendrando entuertos leyes nefastas para el país.

Los asentamientos informarles siguen en aumento, y la solución es tumbar las casas de los precaristas, sin ofrecer una solución digna y decorosa. El desempleo, si bien no aumenta, tampoco baja y aumenta la economía informal, que no funciona para el desarrollo ni el crecimiento económico, o sea el panorama económico sigue empantanado.

La educación no mejora en su calidad, ni su forma ni el fondo, seguimos educando para el pasado y por los vientos que soplan el 6 por ciento del PIB, se irá por el mismo agujero negro donde se van   parte de los fondos de la CSS. Seguirán las escuelas rancho y la educación rancho.

En el caso de la basura, en las principales ciudades seguirá inundando las ciudades, porque no hay voluntad de cambiar el arcaico modo de recolección ni una política de estado para educar a la población en materia recolección y tratamiento de los desechos, ni siquiera una estrategia de reciclaje local o regional.

De la criminalidad y la seguridad, mejor ni hablar y aunque un ministro diga que es percepción el aumento, las cifras nos dicen otra cosa. Hurtos, robos y venta de drogas aumentan, pero las autoridades responsables miran para otro lado.

El agro en el más absoluto abandono, se puede pensar y con toda razón que hay una política de acabar con la producción nacional para favorecer al sector importador de alimentos. Adiós a los sueños de la soberanía alimentaria igual que a los sueños de producir medicamentos en el país. Si usted encuentra un sector económico o/y social dónde la casa haya mejorado para el verdadero pueblo, para la mayoría, no me queda otra cosa que felicitarlo.

Para mí, por el camino que vamos, mañana nos vamos a despertar sobre los despojos y escombros de nuestro país. Esto Parafraseando a Gregorio Selser, cuando escribió, sobre Panamá y la Zona del Canal, a raíz de los sucesos de enero de 1964, había una vez país a la orilla de un canal.

 

El autor es Profesor de geografía e historia y sociólogo.

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