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Héctor Gallego: Mártir de Cristo

La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín (1968), implicó el surgimiento de una nueva práctica pastoral desde un renovado modo de autocompresión eclesial latinoamericana que se constituye en un hito “fundacional”, en ella participó y se alimentó espiritualmente el Padre Jesús Héctor Gallego que luego viene a Panamá, lo asignan a un área rural apartada y allí en la comunidad de Santa Fé de Veraguas, establece y empieza a poner en práctica la opción por los pobres, aún sin el apoyo de la jerarquía de la iglesia en Panamá, quienes por su postura vinculada a la oligarquía panameña de ese entonces, vieron en Gallego a un revolucionario, alborotador comunista, y ser tachado de comunista en ese entonces era suficiente para sufrir escarnio, persecución y hasta torturas, como ocurrió con el dirigente obrero Rodolfo Aguilar Delgado, Juan Navas, y una década antes en las laderas del cerro Tute tuvieron lugar combates entre la Juventud Panameña y la Guardia Nacional de ese entonces al servicio de la oligarquía panameña.

La generación de nuevos sacerdotes de Colombia a finales de la década del 1960, habían sido impactados por el ejemplo de Jorge Camilo Torres Restrepo quien fue un sacerdote católico colombiano, pionero de la Teología de la Liberación, cofundador de la primera facultad de Sociología​ de América Latina en la Universidad Nacional de Colombia y miembro del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional que ahora recientemente está llegando a un gran acuerdo de paz con el gobierno colombiano.

Era tanto el temor hacia los curas guerrilleros o progresistas por parte de la oligarquía que se desató una suerte de cacería ​de brujas dentro de la iglesia misma iglesia y así a los curas que los motivaba la opción por los pobres los mandaban para áreas remotas.

Conocí a Monseñor Carlos María Aris que participaba de esta concepción y también al sacerdote Conrado Sanjur, Xavier Gorostiaga, Tarsicio Parrado, Néstor Jaén, Martín Legarra, todos tuvieron que pagar un precio por creer en un Jesucristo cercano a los pobres y lo mismo pasaba en la iglesia evangélica.

Hoy hacemos un homenaje al ejemplo de entrega y de amor del padre Jesús Héctor Gallego, quien entregó su vida en favor d ellos pobres, los campesinos por ver florecer mejores días y la justicia que siempre estuvo de espaldas de los desposeídos.

Quien da la vida por sus hermanos, ese no la perderá, sino que, al manifestar un auténtico y verdadero Amor, Dios le premiará con el regalo de la vida eterna contemplando el rostro del Señor. Amén

«Si desaparezco, no me busquen; sigan la lucha»

(Video tomado de MEM Televisión)

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