El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Herbert Marcuse, desde una perspectiva crítica, en el marco de una sociedad altamente industrializa, señaló que el hombre es rehén de necesidades inventadas y se vuelve rehén de la mismas. Marcuse fue crítico de la tesis marxista ortodoxas, en tanto que ese capitalismo que tiene como fuerza motriz al proletario, trajo consigo nuevos protagonistas para la revolución. Mayo de 1968, le vino como anillo al dedo; la juventud se convirtió como un protagonista de lo progresivo.
Marcuse, fue crítico de fenómeno de la alienación que ese capitalismo, de necesidades inventadas y consumistas, negaba la real libertad del hombre, en tanto lo situaba en una unidimensionalidad, caracterizada por el hombre- esclavo de él mismo. Es la estructura mental que, en un artículo de mi autoría, sintetizaba, como desdoblamiento del ser. Es decir, un nosotros o un yo, que habla en nombre nuestro, pero que no somos nosotros. Una estructura mental alienada y construida desde afuera, por los resortes de un poder ideológico, que nos obliga a no ser nosotros.
Hoy, ese orden, condena al planeta, a una especie de cooptación, a las ideas que vienen de esos centros de control y dominio. Algunos usarían el concepto descerebrar. No es mi agrado, pero mucho de ello cursa hoy la humanidad.
Lo de un cuarto mundo o un mundo mejor, ha pasado a ser un mito, sombras de paradigmas que retrotraen la historia.
Hemos pasado a ser, una prolongación de la robotización salvaje. Todo el mundo de las relaciones y comunicaciones, ha quedado atrás y hemos sido reducidos a un mundo de la artificialidad y lo trivial.
Estos son dilemas en las cuales se bate la conciencia crítica o lo que queda de ella.
La unidimensionalidad, trajo sus propias contradicciones y la posibilidad de un mundo en libertad, siempre estará en la agenda de una verdadera revolución mental.
Dios bendiga la patria.
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