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Jimmy Carter traspasó el canal a Panamá, una tarea política casi imposible en el Washington actual (NYT)

Para devolver el canal a Panamá, el presidente Carter trabajó para cambiar mentalidades y crear una coalición bipartidista que dejara de lado las consideraciones políticas a corto plazo.

El presidente Jimmy Carter en el canal de Panamá en junio de 1978, cuando lo visitó para ultimar los tratados que devolverían la vía navegable a Panamá.Credit…Charles Tasnadi/Associated Press

Reportando desde Washington

Cuando el presidente Jimmy Carter viajó a Panamá en junio de 1978 para ultimar unos tratados muy disputados que traspasaban el canal de Panamá, declaró que “nos encontramos en el umbral de una nueva era”.

Más de 46 años después, esa era puede haber terminado, si el presidente electo Donald Trump se sale con la suya.

Carter siempre consideró los tratados gemelos como logros emblemáticos que figurarían de forma destacada en su obituario. De hecho, a pesar de todos los fuegos artificiales que generaron en su momento, los tratados del canal han sido ampliamente aceptados desde entonces como un asunto resuelto y el fundamento de la relación de Estados Unidos con América Latina.

Sin embargo, paradójicamente, apenas unos días antes de la muerte de Carter a los 100 años, el domingo, Trump, aparentemente de la nada, volvió a incluir en la agenda nacional esta cuestión de casi medio siglo de antigüedad, quejándose de las tasas de transporte y de la influencia china. Si Panamá no realiza cambios, dijo, “exigiremos que se devuelva el canal de Panamá a Estados Unidos de América, en su totalidad, rápidamente y sin cuestionarlo”.

Trump no dijo cómo forzaría ese resultado, y algunos analistas se mostraron escépticos ante la posibilidad de que equivaliera a algo más que una posición negociadora descarada. Pero el momento de su amenaza centró de nuevo la atención en un viejo asunto, recordando un episodio de la presidencia de Carter que muchos estadounidenses de hoy quizá no recuerden o no conozcan demasiado.

“Por un extraño accidente de sincronización, ahora tenemos a un presidente fantaseando con recuperar el canal justo en el momento en que el mundo reconoce la transferencia del canal como una parte importante del legado de un difunto presidente”, dijo James Fallows, quien fue redactor de discursos de Carter en aquella época y acompañó al presidente en aquel viaje a Panamá en 1978.

La historia del éxito de los esfuerzos de Carter por traspasar el canal a Panamá fue uno de los momentos decisivos de su mandato y constituye un ejemplo de lo mucho que ha cambiado Washington desde entonces. A pesar de la feroz oposición de la derecha política, encabezada por un exgobernador de California llamado Ronald Reagan, Carter consiguió lo que hoy parece imposible de imaginar: un impulso implacable que realmente hizo cambiar de opinión y consiguió apoyo bipartidista para hacer algo con escasa rentabilidad política y mucho riesgo político.

A vintage black-and-white photo shows protesters holding signs with slogans including “Keep Our Canal Free” and “We Built It, We Bought It, We Own It.”
Manifestantes en la escalinata del Capitolio en septiembre de 1977. La derecha política, encabezada por el exgobernador Ronald Reagan de California, se opuso ferozmente al traspaso del canal.Credit…John Duricka/Associated Press

En la mayoría de los casos, el traspaso del canal mejoró las relaciones de Estados Unidos en América Latina y estabilizó la situación del transporte marítimo estadounidense para evitar lo que muchos temían que fueran disturbios e incluso violencia. Los opositores consideraron que el traspaso era un golpe al orgullo y los intereses nacionales estadounidenses, ya que, al fin y al cabo, Estados Unidos había construido el canal. Pero incluso Reagan llegó a aceptar los tratados y nunca intentó ponerlos en entredicho una vez que llegó a la presidencia.

La cuestión fue heredada por Carter, quien, según él mismo reconoció, sabía muy poco al respecto cuando se presentó por primera vez a la presidencia en 1976. El tratado original del canal de Panamá se firmó en 1903. En una de las grandes hazañas de ingeniería de la historia moderna, Estados Unidos construyó el canal entre 1904 y 1914, y lo explotó a partir de entonces.

Pero con el tiempo, se convirtió en una cuestión de orgullo nacional para Panamá, y en 1964 se produjeron disturbios masivos en los que murieron cuatro soldados estadounidenses y 20 panameños. El gobierno panameño cortó las relaciones diplomáticas con Estados Unidos hasta que el presidente Lyndon B. Johnson aceptó negociar un nuevo tratado de cesión de soberanía.

Ese esfuerzo fracasó en 1968, cuando el general de brigada Omar Torrijos Herrera tomó el poder en Panamá mediante un golpe militar. El presidente Richard Nixon reabrió finalmente las negociaciones en 1970 y el presidente Gerald Ford las continuó cuando asumió el poder.

Pero Reagan, que desafió a Ford por la candidatura republicana en 1976, hizo del control del canal una poderosa línea de ataque. “Lo compramos, lo pagamos, lo construimos y pretendemos conservarlo”, declaró Reagan de forma memorable.

Ford ganó la nominación, pero perdió las elecciones generales frente a Carter. Durante la transición, Ford dijo a su sucesor que el canal era un asunto más urgente que la paz en Medio Oriente o las conversaciones sobre armamento con la Unión Soviética. Para informarse, Carter leyó Un camino entre dos mares, el galardonado relato de David McCullough sobre la construcción del canal.

Reagan, a la izquierda, hizo del control del canal una poderosa línea de ataque cuando desafió al presidente Gerald Ford, a la derecha, por la candidatura presidencial republicana en 1976. Ford ganó las primarias, pero perdió las elecciones generales frente a Carter. Credit…Dirck Halstead/Getty Images

El nuevo presidente llegó a verlo como una cuestión de justicia. “Es obvio que estafamos a los panameños con su canal”, escribió en su diario. En sus memorias, calificó la tensión por el canal de “cáncer diplomático”.

Pero también era una cuestión de seguridad. Los oficiales militares dijeron a Carter en aquel momento que harían falta hasta 100.000 soldados estadounidenses para defender el canal contra una sublevación.

Para superar la preocupación de perder el control, Carter negoció dos tratados con Panamá. Además del acuerdo principal, que preveía la explotación conjunta del canal hasta su traspaso en el año 2000, el segundo tratado estipulaba que el canal sería neutral, con acceso garantizado para el transporte marítimo estadounidense, y que Estados Unidos estaría autorizado a utilizar la fuerza armada para mantenerlo abierto.

Carter invitó a dirigentes de toda América Latina a una ceremonia de celebración de la firma el 7 de septiembre de 1977, destinada a resaltar el respeto estadounidense por sus vecinos. El general Torrijos estaba tan embargado por la emoción que rompió a sollozar en una habitación privada con Carter antes de la ceremonia.

Pero la ratificación en el Senado “parecía imposible”, como recordó Carter en sus memorias, Keeping Faith. Una encuesta de Gallup mostró que solo el 39 por ciento de los estadounidenses apoyaba los tratados, mientras que el 46 por ciento se oponía.

Carter se mantuvo impertérrito. Hombre obstinado que consideraba la conveniencia política un pecado capital, hizo de la ratificación su máxima prioridad, trabajando día y noche para convencer al público y al Senado. Formó equipo con el senador Howard Baker Jr. de Tennessee, líder republicano, al tiempo que presionaba a conservadores como el senador Barry Goldwater de Arizona y conseguía la ayuda de destacados republicanos como Ford y el exsecretario de Estado Henry Kissinger.

Obtuvo ayuda de influyentes voces conservadoras como William Buckley Jr., fundador de National Review, e incluso del icónico actor vaquero John Wayne, un firme aliado de Reagan. Wayne, cuya primera esposa era panameña, incluso escribió una carta a su amigo Reagan reprendiéndolo por “desinformar a la gente”.

Carter estaba tan personalmente implicado que tenía un cuaderno en su escritorio con una sección para cada senador en la que anotaba la información más reciente sobre su posición. “Es difícil concentrarse en otra cosa que no sea Panamá”, dijo a su diario.

Sus esfuerzos cambiaron la opinión pública, y ahora las encuestas mostraban más apoyo que oposición. Pero dos días antes de la primera votación, estuvo a punto de desesperarse. “Este ha sido uno de los peores días, sabiendo que estábamos perdidos, y luego ganando un poco de esperanza”, anotó en el diario.

El 16 de marzo de 1978, tras 22 días de debate, el Senado votó primero el segundo tratado, suponiendo que sería más fácil apoyar el acuerdo que garantizaba los derechos estadounidenses a defender el canal. Carter escuchaba en su despacho privado, comprobando el voto de cada senador en una hoja de recuento. “Nunca había estado más tenso en mi vida”, escribió en sus memorias. El tratado fue aprobado por 68 votos contra 32, ganando un voto más de lo necesario.

Carter y el general de brigada Omar Torrijos Herrera, dirigente de Panamá, tras firmar los tratados ratificados en junio de 1978.” Nunca había estado más tenso en mi vida”, escribió Carter sobre la votación de ratificación en el Senado de EE. UU. Credit…Bettmann, vía Getty Images

Fue una victoria importante, pero Carter aún tenía que hacer aprobar el otro tratado, más disputado. Un voto clave pertenecía al senador S.I. Hayakawa, republicano de California.

Hayakawa, un personaje pintoresco, regaló a Carter un ejemplar de un libro sobre semántica que había escrito. Carter, siempre el estudiante obediente, lo leyó esa noche, y al día siguiente llamó al senador y demostró tener suficientes conocimientos para probar que realmente lo había leído.

Eso seguía sin ser suficiente, así que finalmente, jugando con la vanidad senatorial, Baker se las arregló para llamar a Carter con Hayakawa escuchando para preguntarle si el presidente necesitaba reunirse de vez en cuando con el senador californiano para pedirle consejo sobre asuntos exteriores. “Tragué saliva, pensé unos segundos y respondí: ‘¡Sí, de verdad!’, esperando que Dios me perdonara”, escribió Carter más tarde.

Jonathan Alter, autor de His Very Best, una biografía de Carter publicada en 2020, escribió que Hayakawa quería que Carter se comprometiera a reunirse cada dos semanas. “Sam, no podría limitar nuestras visitas a cada dos semanas”, respondió Carter con astucia. ”¡Quizá quiera escuchar tus consejos más a menudo!”. Hayakawa firmó el tratado y, como escribió Alter, “esa fue la última vez que S.I. Hayakawa habló con Jimmy Carter”.

El Senado aprobó el otro tratado por la misma votación de 68 a 32 el 18 de abril de 1978. Fallows, quien acaba de regresar de un viaje al Canal de Panamá el mes pasado, lo calificó de “uno de los logros diplomáticos y legislativos más importantes, aunque menos recordados, de Jimmy Carter”.

Tuvo un costo. Siete senadores que votaron a favor de los tratados perdieron la reelección pocos meses después. Pero Reagan llegó a creer que merecía la pena mantener los tratados y así garantizó su supervivencia, al menos hasta ahora.

“Una vez que llegó a la presidencia, nunca volvió a tratar el tema y, en realidad, se benefició políticamente del valor político de Carter al devolver el canal a Panamá”, dijo William Inboden, autor de The Peacemaker, sobre la política exterior de Reagan. “Creo que es uno de los legados más importantes de Carter en política exterior hacia América Latina”.

Aun así, Inboden, director del Centro Hamilton de la Universidad de Florida, dijo que “aunque las elucubraciones de Trump sobre que EE. UU. retome el canal son burdas y poco realistas, no dejan de poner de manifiesto una seria preocupación por la creciente influencia de China en la región”.

Pero Alter dijo que la medida de Carter había garantizado los intereses estadounidenses. “Ese cálculo básico no ha cambiado”, dijo el jueves. “Después de todos estos años en que Panamá ha gestionado con éxito el canal, no hay duda de que la ruptura de los tratados por parte de Trump provocaría allí una gran violencia, incluso una guerra, y una arteria crítica del comercio mundial quedaría cerrada, al menos temporalmente”.

Peter Baker es el corresponsal principal de la Casa Blanca para el Times. Ha cubierto las gestiones de los últimos cinco presidentes y a veces escribe artículos analíticos que ponen a los presidentes y sus gobiernos en un contexto y marco histórico más grande. Más de Peter Baker

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