La corona de Espina.|

Por: Eduardo A:.Reyes Vargas

 

A pesar de las diferencias de los Evangelistas que narran la pasión de Jesús, hay alguna similitud impresionante en sus relatos, como lo es la escena de la corona de espinas que colocan en forma de burla e irrespeto al hombre que dio su vida y sufrimiento por el prójimo y por nuestra salvación.

Independiente que lector de esta reflexión sea creyente o no, sin duda en algún momento ha percibido el dolor que ocasiona una herramienta punzante o el provocado por espinas de algunas plantas.

La Veranera es una de las que posee unas espinas cuya penetración en la piel es dolorosa y tóxica. Y hay otras más.

Solo un pequeño ejemplo.

Pero resulta que esa corona de espina, que no sabemos si estaban envenenadas acabaron con Jesucristo además de la violencia enfermiza de sus detractores.

Los azotes, la pérdida de sangre y otros líquidos corporales fueron parte de ese dantesco escenario.

Muerte lenta como la de algunas naciones.

Hoy muchos gobernantes del mundo que siguen coronando a sus indefensos ciudadanos con esas coronas de espinas.

Unos con más presión al enterrarla y otros con menos, pero al final duele.

Dolor, angustia, impotencia la resultante de cargar sobre sus sienes esa corona de espinas.

Cada espina representa el hambre, las desigualdades de todo tipo, la muerte prematura, la pobreza extrema, los malos servicios de salud y educación, los bajos salarios, las inflaciones aumentos de costos de la comida, las alzas de combustibles, la corruptela, el desdén, la impunidad y las que ustedes desean agregar.

Con esos aguijones dolorosos en una de las áreas más sensibles del ser humano, como es la piel que protege nuestro cráneo, el dolor es inmenso.

A veces físico y otras veces intangible.

Y si la hunden con más fuerza es peor e inhumano.

Ojalá que estas reflexiones de Semana Santa, sirvan a creyentes y no creyentes para ponderar la necesidad  de cambiar de rumbos.

Que el vinagre no es la solución para apagar ninguna sed.

Ni las ayudas del Cirineo entiéndanse ciertos aportes que se dan, sirven para mitigar tanto dolor de los pueblos.

Más humanismo, más amor al prójimo y menos desidia e indolencia al sufrimiento colectivo.

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