Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Nos cansamos de entrevistas anodinas, a los mismos tristes personajes de una clase política y por tal razón, no interpretan la realidad del país con objetividad. Esto quiere decir que no son medios objetivos sino instrumentos de propaganda, sesgados a los interese de sus dueños. Son los mismos que siempre entrevistan y que causan un efecto de somnífero en el televidente, que lo obligan a migrar hacia otro canal, para encontrarse con otro personaje del mismo combo. Son gente que no aporta nada nuevo, pero nos lo calan de manera persistente, como si fuera un perverso castigo y como si no existieran figuras refrescantes que pudieran nutrir a la audiencia de enfoques novedosos y creativos de la realidad actual.
El negocio no es la verdad, la objetividad, el negocio es tergiversarla, es la propaganda y resaltar a los representantes de los dueños aunque sean anodinos y somníferos.
los videos alternos por Youtube y otras plataformas en las que, la gente común y corriente ponen en escena los hechos que están desarrollándose en el mismo instante en que ocurren. Esa inmediatez, ha venido a convertirse en la estocada final de la televisión tradicional, y si estos medios tradicionales no son capaces de evolucionar y adaptarse a las nuevas circunstancias, de seguro, muy pronto, serán cosa del pasado y morirán aislados del pasado tiempo en que gozaron del crédito y apoyo del público.
En estudios de mercado, se observa que los participantes en programas de entrevistas, no pasan de 8 personas, quienes se repiten en la televisión local, de manera continua, gozando del beneplácito de los medios, pero en la misma proporción del rechazo de la tele audiencia. La situación es tan grave que cuando una de estas estaciones te invita, no puedes estar seguro que tu comparecencia sea conveniente o cause el efecto contrario, porque la fidelidad de televidente, dejó de ser, porque creyéndolo cautivo, abusaron hasta el extremo e irrespetuoso a quienes podrían darles valor a esos medios.
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