En la mañana de hoy, el presidente de la república, José Raúl Mulino, ha culpado de la situación actual de tensión en las relaciones bilaterales entre Panamá y Estados Unidos a la decisión política de Juan Carlos Varela cuando abrió relaciones diplomáticas con China Continental y rompió con Taiwán.
Con un lenguaje rastrero y entreguista, no propio de un país soberano, ha querido culpar el actual presidente Mulino al expresidente Varela, aun cuando esa decisión vino a determinarse por extremada cobardía y vergonzosa sumisión, mucho tiempo después que Colombia en febrero de 1980 y Costa Rica el 7 de junio de 2007, por decir un ejemplo de nuestros vecinos más cercanos, habían abierto relaciones diplomáticas con China Popular, el país en ese entonces más poblado y hoy la primera potencia económica que produce casi un tercio de toda la producción mundial, con el cual tenemos un enorme intercambio comercial y a la postre el segundo usuario de la Vía Canalera.
En 1971, la Resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU reconoció a la República Popular China como representante legal de China en la ONU y le otorgó el puesto en el Consejo de Seguridad que había ocupado la República de China, que fue expulsada por completo de la ONU.
Panamá abre relaciones diplomáticas con China Popular el 13 de junio de 2017. Aunque tarde, esa decisión fue correcta de conformidad con el interés nacional de los panameños.
Es muy penoso que quienes dirigen el país, anden buscando la aprobación de los Estados Unidos, por la vía de la sumisión e ignominia, y sean capaces de agradar al enemigo de nuestra soberanía y autodeterminación, exponiendo a panameños que aún no siendo santos, tuvieron la entereza de poner al país por encima del servilismo.
Las relaciones de Panamá con el resto del mundo deben basarse en la satisfacción del interés de las partes y el mutuo beneficio, respetando las normas del derecho internacional, nuestra soberanía y autodeterminación.
Hasta ahora la República Popular de China no a traspasado ninguna línea roja de irrespeto a la república de Panamá ni ha amenazado a nuestro país con quintarnos el Canal y suprimir nuestra soberanía, como si lo ha hecho el gobierno que se acaba de instalar en Washington.
Es bueno recordar que las relaciones de Panamá con Taiwán estuvieron desde su inicio hasta el final salpicadas con una montaña de corrupción que llevó a un presidente de ese país, (Chen Shui-bian) quedara preso por causa de la diplomacia de la chequera que varios gobiernos panameños corruptos la usufructuaron para enriquecer sus arcas particulares, vendiendo de algún modo el interés nacional y que por medio de fundaciones como «Mar del Sur» cientos de millones de dólares desaparecieron sin ninguna explicación o se compraron el avión presidencial que todavía anda volando por allí como fruto del árbol envenenado, venidos estos bienes de la truculenta diplomacia de la chequera y el presidente Mulino que fue partícipe de esos gobiernos no ha dicho ni esta boca es mía.
Ahora se trata de reivindicar a la patria contra los que quieren tragársela.