(Tomado del Diario El Antillano de San Juan Puerto Rico)
César Vallejo
(San Juan, 9:00 a.m.) El gran poeta peruano César Vallejo, nacido un 16 de marzo, tuvo una vida difícil en París. Ni siquiera la naturaleza quiso complacerlo con los aguaceros que él había pronosticado para el día de su muerte, pues solo cayó una lloviznita. Cuando por fin empezaba a tener cierta estabilidad económica al conseguir un empleo de profesor de Lengua y Literatura, tuvo que ser hospitalizado por agotamiento físico y tres semanas después, a los 46 años, falleció.
Su despedida fúnebre estuvo a cargo del escritor francés Louis Aragón en un cementerio poco conocido, el de Montrouge, por lo que su viuda, la francesa Georgette Marie Philippart Travers estuvo tres décadas tratando de trasladar sus restos al Cementerio de Montparnasse donde están enterrados muchos escritores. Cuando lo logró puso en la tumba “He nevado tanto para que duermas”. Hasta Cees Nooteboom, el autor de “Tumbas de poetas y pensadores” se equivocó al ubicar su tumba en el Cementerio de Pere Lachaise.
César Vallejo y su esposa Georgette Marie Philippart
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…