La historia, no da saltos hacia atrás.

A veces regresamos a estadios que creíamos superados.                

Por Ramiro Guerra M.          Abogado y cientista político.   

Omar Torrijos, una mente capaz de orillar el horizonte. Culminada la fase de descolonizar el país y recuperar el Canal, percibía que vendrían tiempos difíciles. Tomen la bandera y sigan adelante.     Hoy el intervencionismo se disfraza, de colaboración y cooperación y en algunos casos, asume forma más groseras e indignantes, como la de contratar al cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos, para realizar estudios y vigilancia sobre el agua que le sirve al canal.

En Panamá, según las autoridades del canal, no tenemos profesionales para ese trabajo. Días antes, funcionarios de los Estados Unidos, hicieron un recorrido por el aeropuerto de Tocúmen, supervisando los sistemas de seguridad. Y peor, en materia de política exterior, seguimos el libreto que nos dicta ese país. Desde la embajada, funcionarios de esa nación, hacen señalamientos intervencionistas. Hasta han creado un línea y correo, para recepcionar denuncias contra actos de corrupción de panameños. Le piden al gobierno nacional, más eficacia en la lucha contra la actividad criminal.

En medio de este rosario de acciones que dan cuenta de un retroceso, a lo interno, se abanican posturas, en dirección a justificar intervenciones de toda clase, según esa gente, para asegurar el tránsito por el canal.

Omar Torrijos, a esto se refería, cuando exhortaba a no dejar caer la bandera para perfeccionar la soberanía e independencia. Su mensaje cayó en saco roto. Los principios y doctrina que hacen parte de la declaración de principios del partido que fundó, son letras muertas. No se requiere esfuerzo intelectual, para señalar, que muchos que se hacen llamar torrijista, son los menos torrijistas. Apuntalan ese escenario de una vuelta hacia atrás, que algunos, tal vez, con ilusión, creíamos superada. La invasión de diciembre, fue el momento de inflexión, que marcó el punto de inicio de un retorno, hacia la abyección y el retroceso nacional.

Cosas veremos, de seguir esa escalada hacia peldaños de subordinación y dominación; de nuevas formas de control neocolonial. Relaciones con los Estados Unidos, claro que sí, pero con reglas y procedimientos de respeto a la integridad, soberanía y dignidad del país.

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