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La Ignorancia Atrevida de Adolfo Linares.|

 

Por: Kinyapiler j.g.

“Hay que eliminar el régimen comarcal e incorporar esas tierras al desarrollo nacional junto a la población. Sin propiedad privada no hay inversión y sin inversión no hay desarrollo”. El 16 de febrero del año en curso, el señor Linares publicó en su cuenta de redes sociales la anterior afirmación y muchos al igual que él piensan así en Panamá. Eso indica una total ignorancia de ese señor en diferentes temas como historia, geografía y economía; vamos a dar un poco de docencia a él y a sus seguidores.

No es la primera vez que salen o publican opiniones en contra de las comarcas indígenas o comparan a las comarcas como sinónimo de pobreza u obstáculos para el desarrollo; estos señalamientos han salido una y otras veces en la prensa escrita, medios radiales, televisivas y ahora más por las redes sociales. En la mayoría de las ocasiones sin derecho a réplica en un país que dice ser democrático y que supuestamente hay libertad de prensa.

El problema real en Panamá es que hay una gran desinformación e ignorancia en el país acerca de los pueblos indígenas, de ahí que la opinión pública maneje conceptos desfasados y en general manifieste discriminación hacia lo indígena, considerándolo algo folklórico, exótico, útil sólo para acrecentar el turismo utilizando imágenes y paisajes de las comarcas desconociendo todo el sistema sociopolítico, económico, cultural y ecológico que poseen, en suma, su cosmovisión. Una gran parte la culpa de esta ignorancia, la tiene el Ministerio de Educación, que una vez este señor Linares fue su viceministro, con sus programas obsoletos de la realidad indígena.

En una investigación que hice, hasta el año 1996 por lo menos se usó como libro texto de Historia de Panamá de la autora Noris Correa de Sanjur, aprobado por el Ministerio de Educación del primer ciclo básico, que afirmaba lo siguiente:

“En relación con los actuales kunas de San Blas, se ha establecido, que son restos de las tribus que ocuparon la costa atlántica; los guaymíes de Veraguas son residuos de las tribus aguerridas de Natá, Escoria, Urracá y París, los sambúes–chocoes del Darién son producto de la mezcla de los indios panameños de esta región, con los indios caucanos de Colombia […]

A la población indígena, que actualmente encontramos en el istmo, se le atribuye un establecimiento precolombino en la región oeste y central del istmo, donde se localiza a guaymíes, bokotas y teribes y un establecimiento, después del descubrimiento de América, hacia la región este, donde encontramos los kunas y los chocoes…” (Correa de Sanjur, Noris. Historia de Panamá, Año 1, Edición revisada y actualizada de 1995, impreso por Litografía e Imprenta LIL, S.A., San José, Costa Rica: 1996, págs. 22-29).

Durante muchos años se enseñó que en Panamá sólo había tres “grupos” indígenas: guaimíes, kunas y chocoes, de ahí el nombre de un grupo estudiantil universitario Guaykucho – Nir de los años 70. Hoy se reconoce la existencia de ocho pueblos indígenas según la Contraloría, que son: Bokota, Bribri, Buglé, Emberá, Guna dule, Naso Tjër-Di, Ngäbe y Wounaan. (Censos Nacionales de Población y Vivienda, 2010). Aunque generalmente se habla de siete pueblos indígenas, excluyendo a los bokota. Con respecto a la ubicación geográfica de los pueblos indígenas, se olvidan que durante la invasión al continente Abya Yala por la corona española no existían los actuales países (por ejemplo: Panamá, Colombia, Costa Rica) que conocemos ni los límites artificiales que ellos mismos impusieron desconociendo las poblaciones originarias que allí ya existían. Sólo basta escuchar la toponimia deformada de lugares como montañas, ríos en los países que hoy conocemos como Colombia (Capurgana que es Gaburgana, Acandi = Aggandi, Apartado, Jurado) y Panamá (Takarkuna es Dagarguna, Chucunaque es Suggunagwe, Tuira es Duiren), la mayoría provienen de los idiomas emberá, wounaan y kuna una prueba que esos eran y son territorios de estos pueblos mucho antes de la creación de las repúblicas.

En el caso particular de la nación kuna el reconocimiento de su territorio se remonta al año 1871, donde se crea la comarca de Tulenega, que se extendía desde el Golfo de Urabá en Colombia hasta Puerto Escribano en Panamá, bajo el gobierno de la Unión. Durante la separación de Panamá de Colombia el 3 de noviembre de 1903, dicha Comarca fue desconocida por el nuevo gobierno panameño, y nuestro poeta Turpana exclamaría: “… y nos recortaron la patria”, a partir de ahí nos dividieron en kunas en Panamá y kunas en Colombia donde se ubican las comunidades de Ibgigundiwar (Caimán Nuevo) y Maggilagundiwar (Arquía) que tienen su territorio bajo la figura de resguardo equivalente a la comarca.

No hay duda que el referente histórico de la lucha del pueblo guna durante el siglo XX, que marca el antes y el después, es la Revolución de 1925. El levantamiento armado del pueblo guna en febrero de 1925, contra los atropellos de la policía colonial, ha sido prácticamente censurada en la historia oficial y muy poco se enseña en las escuelas acerca de este acontecimiento, a pesar de que este hecho sirvió de base para el actual reconocimiento de la autonomía guna. Por lo tanto, las comarcas no han sido regalo de ningún gobierno ni han sido cedidas; los pueblos indígenas ya estaban en sus tierras, que solo fueron “legalmente” reconocidas por el Estado, historia Matria.

En cuanto al concepto de desarrollo sepa señor Linares, que las primeras teorías modernas surgen en los años 50, su enfoque estaba dirigida principalmente al aumento de la producción, industrialización y la acumulación de riquezas; dicho modelo supuestamente buscaba el crecimiento productivo con el fin de abastecer las necesidades de la mayoría de la población. O sea, al inicio los economistas consideraban el crecimiento como sinónimo de desarrollo. Esta visión ya se viene cuestionando desde la década de los 70, señor Linares por lo que veo te quedaste anclado en los 50, como lo veremos a continuación.

En el 1972 se celebró en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, también conocido como la Cumbre de la Tierra, donde se discutió sobre la presión y el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación ambiental que están afectando al planeta; se empieza a plantear el debate sobre el nuevo modelo de desarrollo. En ese mismo año sale el informe de Club de Roma preparado por un grupo de investigadores del Massachusetts Institute Technology (MIT) titulado “Los Límites del Crecimiento” (título original en inglés The Limits of Growth) donde advierten lo siguiente:

“Si la industrialización, la contaminación ambiental, la producción de alimentos y el agotamiento de los recursos mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso, tanto de la población como de la capacidad industrial”. En resumen, eso quiere decir: “en un planeta limitado las dinámicas de crecimiento exponencial (población y producto per cápita) no son sostenibles”.

En 1987 se publica Nuestro Futuro Común (título original en inglés Our Common Future), mejor conocido como el Informe Brundtlan, bajo la iniciativa de las Naciones Unidas; en ese documento por primera vez se usa el término de Desarrollo Sostenible que significa “la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones”. En este informe se critica el modelo económico imperante, el consumo excesivo, a partir de ahí este estudio se convierte en un referente sobre el desarrollo sostenible.

En 1992 se llevó a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, llamado también como Cumbre de Río o Cumbre de la Tierra, donde se retoma el concepto de desarrollo sostenible y se plantea lo siguiente: Principio 1: “Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”. Principio 4: “Para alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente debe ser parte del proceso de desarrollo y no puede ser considerado por separado”. Además, en esta cumbre se adopta un plan de acción por los países conocido como la Agenda 21 o Programa 21. La aprobación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que posteriormente llevó a la firma de Protocolo de Kioto en 1997, la Declaración de Principios relativos a los Bosques y el Convenio de la Diversidad Biológica.

Posteriormente vinieron más cumbres organizados por las Naciones Unidas, ongs, surgen diferentes grupos ecologistas con variados enfoques, a partir de ahí la participación de los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo se hace sentir haciendo un frente común ante los gobiernos.

Desde esa fecha (1950) hasta actualidad ha habido diferentes debates y enfoques, hoy día el desarrollo es un tema que sigue causando mucha polémica, debido a las diferentes visiones del mismo que han ido surgiendo a lo largo de este último siglo. El problema es la mala distribución que hay en muchos países, incluyendo Panamá, a pesar del alto crecimiento de los últimos años de su producto interno bruto (PIB), la corrupción imperante desde la época Republicana y la mala administración pública. Y de eso no nos eche la culpa señor Linares, que hasta ahora los pueblos indígenas y los sectores populares nunca hemos gobernado este país.

Mientras el mundo occidental no llega a comprender el verdadero significado de la Tierra, que no es un simple factor de producción, sino que es mucho más que eso en el pensamiento indígena, es NABGWANA (Madre Tierra). Por otro lado, los países industrializados, o del llamado primer mundo, seguirán poniendo diferentes apellidos al desarrollo para justificar el sistema imperante que ya demostró ser inoperante y así continuar con la explotación de los recursos para saciar sus ilimitadas necesidades para unos pocos.

Señor Linares, lea, investigue un poco antes de emitir sus opiniones ahora que hay más facilidad en la era de internet o sino va a formar parte de “legiones de idiotas”. Tal como lo dijo el gran escritor y filósofo italiano Umberto Eco, autor de mis novelas favoritas El Nombre de la Rosa y el Péndulo de Foucalt: «Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas».

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