Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Oh Lengua Insensata
“Con sus palabras, los necios se meten continuamente en pleitos; van en busca de una paliza.
La boca de los necios es su ruina; quedan atrapados por sus labios”.
Así, continuamente hemos escuchado a quienes no tuvieron continencia de su boca, no tan solo para comer, sino sobre todo para sacar de ellas la maledicencia, la procacidad, la ofensa y la grosería.
“Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido.
Podemos hacer que un caballo vaya adonde queramos si le ponemos un pequeño freno en la boca. También un pequeño timón hace que un enorme barco gire adonde desee el capitán, por fuertes que sean los vientos. De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos.
Así también una sola chispa, puede incendiar todo un bosque. Y la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.
El ser humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y peces,
pero nadie puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal. A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen”. Extraído del Capítulo 3 del Libro de Santiago.
Que Dios nos ayude a hablar lo edificante…a bendecir y a profetizar los caminos correctos que hemos de andar.
¿Así de sencilla es la cosa!
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