Por: Gonzalo Delgado Quintero
La detención de funcionarios de la Lotería Nacional de Beneficencia por presuntos actos de peculado doloso, solo viene a comprobar y corroborar las mediciones de Transparencia Internacional (TI). Siendo que la corrupción es uno de los principales problemas a nivel mundial del que Panamá, más que escapar, ocupa el quinto puesto con mayor percepción en América Latina.
Según TI este flagelo se debe a que la clase política no ha sabido jugar con reglas limpias. La Corrupción se expande como un virus y es la otra pandemia que está afectando a nivel global la realidad de los países, lo que evidencia la degradación de valores de manera alarmante y desarraigada.
Con estas acciones de corrupción en la LNB se comprueba que Panamá está fragmentada socialmente y que debemos fortalecer la institucionalidad del Estado, para evitar que se le robe el sueño a los panameños humildes de poder educarse, tener una vivienda digna, satisfacer sus necesidades vitales, que los pobres tengan atención de salud y medicamentos y que esta institución siga contribuyendo al desarrollo social.
Cuando ocurre un deleznable hecho como el acontecido en la Lotería, se está atentando contra una idea, un proyecto y una obra hecha realidad, que tiene sus cimientos en el propio nacimiento de la República. Manejar hoy la LNB debe ser un privilegio y no la apetencia del latrocinio para el enriquecimiento ilícito sin contemplaciones de ningún tipo. Precisamente, por la historia de esta institución es que estos hechos impactan más la conciencia nacional.
Del Dr. Belisario Porras, nace la idea de fundar la que hoy conocemos como Lotería Nacional de Beneficencia. Sin embargo el máximo reformador de las ideas liberales de siglo XIX, héroe de muchas batallas, líder histórico y Presidente de la República en tres ocasiones, tubo la oposición del Gobierno de los Estados Unidos. No obstante, el 27 de enero de 1919, la Corte Suprema de Justicia de Panamá, resolvió el conflicto, sobre todo, el que había generado el ministro norteamericano William Jenning Price que se oponía a la venta de billetes en la Zona del Canal. La Corte panameña permitió la creación formal de la Lotería Nacional de Beneficencia de Panamá.
Desde finales del siglo XIX, José Gabriel Duque era conocido como uno de los hombres más ricos e influyentes de Panamá. Sus variados intereses comerciales incluían una empresa de importación y exportación, una fábrica de hielo, una finca ganadera y los diarios The Star and Herald y La Estrella de Panamá. Sin embargo, la joya mayor era la Lotería, un negocio para el que tenía la exclusividad por veinticinco años y que explotaba a través de la firma Duque Hermanos. Los panameños entonces tenían pocas oportunidades, lo que hacía próspero el juego de azar.
De acuerdo con un reporte de la prensa norteamericana de 1904, los sorteos semanales de la lotería representaban un flujo de efectivo de $18,000 semanales para los Duque, un dinero que, desde que le fuera otorgada la concesión en 1883, ‘goteaba’ generosamente sobre el Estado, la Iglesia, infinidad de obras de caridad. Y la familia. En fin, todos ganaban. Recuperado de: (https://www.laestrella.com.pa/nacional/170528/lucha-duque-perder-concesion)
Los Duque también financiaron parte de la Guerra de los Mil Días, pero a favor del conservador general Carlos Albán, a quien le dieron 100 mil dólares para sufragar los gastos de la guerra contra los liberales y conseguir la extensión concesionaria de manos del presidente colombiano José Manuel Marroquín por 10 años más y con fecha de terminación hasta el 31 de diciembre de 1918.
Con este juego en sus manos, sin embargo, el 9 de mayo de 1904, a pocos meses de ser república vino una orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos en la que se prohibía la venta de billetes de Lotería en el área conocida como la Zona del Canal, tratando de evitar que sus trabajadores se mezclaran con lo que ellos denominaban el “bajo mundo panameño”. La lotería era una de estas actividades y estuvo en la mirilla de los norteamericanos.
Después en 1913, el embajador de Estados Unidos en Panamá, William Jennings Price y tras una serie de leyes contra las loterías, dispuso eliminar la lotería panameña. Esto provocó que en septiembre de ese año, los Duque presentaran una demanda en los tribunales de la Zona del Canal exigiendo 7 millones 500 mil dólares de indemnización por la prohibición de la venta de billetes en la Zona, su principal mercado. Esta demanda fue negada por el país norteño.
En medio de esta prohibición los Duque promueven loterías entre la comunidad china con una inversión de entre 5 y 10 centavos, lo que motivó a los trabajadores del Canal a comprar números con un premio único de 15 mil dólares.
Parecido a lo que hoy sucede en la plaza Víctor Julio Gutiérrez, con los dedos cruzados, entonces, una muchedumbre ansiosa se congregaba alrededor del local de la lotería en Calidonia, para ver con sus propios ojos el número ganador, que era colocado en el exterior del local, tras ser elegido misteriosamente dentro de las paredes a las que no entraba la mirada del público. Un público que hoy, ante los acontecimientos actuales en la LNB, está estupefacto porque pudo mirar adentro.
Finalmente, las autoridades de la Zona del Canal se reunieron con el presidente Porras y con representantes de la familia Duque para imponer un ultimátum para terminar con la lotería china, de lo contrario los billetes de la lotería tradicional no serían transportados en el tren que era propiedad estadounidense. Los EU en el fondo querían cancelar ambas loterías. Duque anunció después la cancelación del contrato, terminando la lotería china en el país.
Sin embargo, Belisario Porras y Ernesto T. Lefevre, también se oponían a la lotería de los Duque. En octubre de de 1914 el procurador general de la nación, Aristides Arjona, presentó en la Asamblea Nacional un proyecto de ley para nacionalizar la lotería. El proyecto fue aprobado el 5 de diciembre de 1914, y sancionado inmediatamente por el presidente Porras.
“El 30 de septiembre de 1916. Porras cedía la silla presidencial a una nueva y poco conocida figura, Ramón Maximiliano Valdés. Los Duque le propusieron al nuevo presidente una negociación, en base a la cláusula 21 del contrato de 1883, que contemplaba nombrar a tres peritos que decidirían la extensión de la concesión”. Recuperado de: (https://www.laestrella.com.pa/nacional/170528/lucha-duque-perder-concesion)
Valdés no llegó a ningún acuerdo. Pasado solo un año como Presidente, el 3 de junio de 1918, el mandatario muere y retorna nuevamente Porras al poder, lo que esfumó la renovación que reclamaban los Duque.
Por su parte Carlos Duque, hijo de José Gabriel, demanda al Estado panameño por 3 millones 750 mil dólares como indemnización por la cancelación de la venta de billetes en la Zona del Canal. El Estado había favorecido todos los privilegios sobre la venta de billetes a nivel nacional.
Pero la CSJ falló el 14 de enero de 1919 falló en contra de estos privilegios, alegando que el concesionario había recibido durante 36 años, ganancias incalculables. Tres días después, el 17 de enero de 1919, el gobierno toma la lotería. Aunque Pedro Díaz, presidente de la Junta Directiva de la nacionalizada Lotería de Beneficencia, aliado de los antiguos dueños, les otorgó dos días después el lucrativo contrato para la impresión de los billetes y fajos de la lotería, un contrato que hasta el día de hoy, mantiene la familia Duque.
“Con la lotería se pagaba los gastos del Hospital Santo Tomás, del hospital de leprosos y del manicomio. El resto de dinero se dividiría en diversas obras de caridad”.
Desde entonces la LNB tiene el objetivo principal de recaudar fondos para la beneficencia. En aquel histórico momento la venta de billetes se iniciaba el 19 de marzo ante el acostumbrado público espectador y se realizó el primer sorteo el domingo 30 de marzo de 1919, en los años siguientes la lotería desarrollo su labor de atención a los más necesitados, cumpliendo con programas de ayuda y aporte a los proyectos más urgentes, relacionados a la salud pública.
“Debido a la segunda guerra mundial en 1943, se generó un crecimiento dentro de la economía de Panamá, lo cual lógicamente tuvo incidencia en las utilidades de la lotería, por lo cual se hizo necesaria una reestructuración de la misma…El 16 de julio de 1969 se establece que el objetivo principal de la lotería es contribuir a financiar por conducto del gobierno nacional los programas de desarrollo social del estado. Además, se define el carácter de la Lotería de Panamá como una entidad de derecho público autónomo en lo administrativo y en lo funcional, con personería jurídica y patrimonio propio”. Recuperado de: (https://www.laestrella.com.pa/nacional/170528/lucha-duque-perder-concesion)
Esta historia ilustra que la Lotería Nacional de Beneficencia de Panamá se caracterizó por su papel benefactor y por el manejo confiable de sus fondos. La LNB a pesar de las crisis económicas, siempre ha podido pagar los premios de cada sorteo, sin excepción, ganándose el prestigio institucional.
La Lotería de Panamá con sus 122 años de existencia, siempre ha sido un puntal en las ayudas más especificas dentro de los distintos gobiernos siendo una de estas: la donación de útiles a escuelas de bajos recursos financieros, así como, también apoyo al sistema de salud, campañas de vacunación dentro de las escuelas, sostenimiento de asilos públicos, alimentación y compras de medicinas genéricas.
En conclusión, robarle a la Lotería es arrebatar las posibilidades institucionales de seguir ayudando a la gente más humilde del país. A quienes se les compruebe hoy este hecho doloso, les debe caer el peso de la ley, eso incluye también a los posibles monos gordos que puedan estar detrás de este bochornoso robo.
El autor es periodista y escritor
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