(CUENTO CORTO)
Autor: Ramiro Guerra.
Cosas raras, al medio día de un día de San Juan. Sentado en la silla mecedora que me dejó de herencia mi abuelo, hecha de puro cedro, escuchaba los alaridos de los perros de la comunidad; corrían para todos lados como desorientados. Frente a mi casa, vi desfilar una cantidad de murciélagos, unos tras otros; me pareció muy extraño ya que se dice que solo ven en la oscuridad de la noche.Más mi asombro, ver a unos caballos correr sin jinete y cabalgadura como huyéndole al mismísimo diablo. Lo peor estaba por ocurrir. En un instante, la claridad del día, cedió reverente el paso a la oscuridad de la noche. Como era posible eso, cuando las manecillas de mi viejo reloj de bolsillo, marcaba las doce, meridiano. Mi mente dió rienda suelta a pensamientos.
Cómo conciliar el sueño, con la noche, su oscuridad cuando la hora indicaba que todavía eran las doce media día. Hoy no he podido olvidar ese día, cuando la noche lo tomó por asalto y de repente, no encajaba nada.
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