Discurso de su excelencia, Evgeny M. Boykov, embajador de Rusia en Panamá, en la recepción con motivo del Día de Rusia 2023, en la noche de ayer, miércoles 14 de junio de 2023.
Evgeny M. Boykov, embajador de Rusia en Panamá
Para mí es un gran placer darles una cálida bienvenida en la recepción estatal con motivo de la fiesta nacional principal de nuestro país – el Día de Rusia.
Un día como hoy, pero en 1990, se inauguró una nueva etapa en la historia de nuestra nación con la aprobación de la Declaración de la Soberanía Estatal de la Federación de Rusia. Es precisamente la soberanía, o la posibilidad de determinar libremente su destino sin ninguna injerencia extranjera, que permite a cada país alcanzar el verdadero progreso económico, político y social.
El pleno gozo de la soberanía abrió ante nuestra nación amplias oportunidades de desarrollo socioeconómico. Actualmente, nuestro país es la sexta economía más grande del planeta, el segundo productor de petróleo y gas natural, el mayor exportador de fertilizantes y granos a nivel global.
Gracias a la resiliencia y la solidez adquiridos por la economía rusa, los intentos de algunos países de colapsar nuestro sistema económico estuvieron condenados al fracaso. Desde 2014, al cerrar gradualmente sus mercados para las mercancías rusas, tratar de socavar nuestras cadenas de suministro, bloquear las transacciones financieras, los detractores de Rusia convirtieron a nuestro país en la economía más sancionada del mundo. Sin embargo, las medidas tomadas por nuestro gobierno garantizaron la estabilidad del rublo, así como el funcionamiento sostenible del sistema bancario y financiero interno. El PIB de Rusia, que según los pronósticos de los expertos internacionales estaba rumbo a perder un 20% de su valor en 2022, permaneció casi intacto. Para este año, se espera un crecimiento del 1.3%, y el 3% con miras a 2026. La tasa de inflación bajó a tan solo 5%, mientras que los niveles de desempleo están en su mínimo histórico.
Los citados índices económicos de Rusia (adquiridos, en gran medida, gracias al apoyo sostenido del creciente número de países en desarrollo que están ampliando sus intercambios comerciales con Moscú) no habrían sido posibles si no fuera por el firme compromiso de Rusia con la igualdad soberana de las naciones y otros principios fundamentales del derecho internacional. En los años 1960, el apoyo de la URSS jugó el papel decisivo en el éxito de docenas de movimientos de liberación nacional en los países de Asia, África y Latinoamérica. Hoy en día, seguimos respaldando las nobles aspiraciones del Sur Global que está luchando por una verdadera soberanía para que cada país, aunque sea grande o pequeño, logre ser escuchado a nivel internacional.
Cabe subrayar que el derecho a soberanía verdadera nunca se materializará si no se establezca en el mundo un orden multipolar de carácter justo, democrático y verdaderamente equitativo basado en los principios de confianza y seguridad indivisible. Estamos convencidos de que la formación de este sistema no solo es un objetivo indispensable, sino también un hecho real, dada la continua redistribución del poder económico global a favor de las potencias emergentes.
No es de extrañar, entonces, que, frente a estos cambios drásticos, un grupo de países occidentales liderados por Washington se empeñan en preservar, cueste lo que cueste, su dominio en los asuntos internacionales. Bajo el disfraz de “un orden mundial basado en reglas” (que no tiene nada que ver con el derecho internacional), dichos Estados pretenden imponer al mundo una serie de normas y requisitos estrictos que están diseñados con el único fin de promover los intereses del llamado “mil millones de oro” de los residentes más ricos y afortunados del Occidente.
El mismo enfoque de índole neocolonial se aplica a la situación en torno a Ucrania. No cabe duda que el objetivo principal de la guerra híbrida “hasta el último ucraniano” librada contra Rusia consiste en sofocar nuestras justas aspiraciones a una política exterior independiente para intimidar a otras naciones que no están de acuerdo con el dictado de las potencias occidentales en los asuntos mundiales.
Por medio de la operación militar especial (que tuvimos que iniciar sólo cuando habían sido rechazadas todas nuestras propuestas de diálogo), Rusia defiende su seguridad nacional frente a la ampliación desenfrenada e injustificada de las instalaciones militares de la OTAN hacia el Este. Rusia también defiende a nuestros compatriotas rusohablantes que llevan más de nueve años sufriendo discriminación, atrocidades y genocidio abierto por parte de los nacionalistas ucranianos. Defendemos el derecho legítimo e inalienable de estas personas a autodeterminación, estipulado por todos los mayores instrumentos jurídicos internacionales y manifestado en su voluntad expresa de adherirse a Rusia a raíz de los referéndums celebrados en septiembre pasado.
La etapa actual del conflicto está marcada por los intentos del régimen de Kiev y sus patrocinadores occidentales de realizar la “contraofensiva” general que se publicitó tan ampliamente en el espacio mediático global en los últimos meses. Por el momento, dichos esfuerzos sólo resultaron en pérdidas humanas masivas y la destrucción de docenas de equipos militares occidentales sin cualquier ganancia significativa.
Frente a la resistencia valiente por parte de las FF.AA. rusas, las autoridades criminales de Ucrania recurrieron a su táctica habitual de provocaciones terroristas sangrientas. Para distraer a la opinión pública internacional y complicar las actividades defensivas de Rusia, explotaron la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka y un ducto de amoníaco en la provincia de Járkov. De tal modo, no solo provocaron otra crisis humanitaria en Donbás, sino también perjudicaron la seguridad alimentaria de los países en desarrollo, al privar miles de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas de sistemas de irrigación y complicar el suministro de abonos rusos al mercado mundial. El gobierno de Rusia hará todo lo posible para llevar ante la justicia a los responsables de estos atentados terroristas asquerosos.
Pese a la enorme presión que se ejerce sobre Rusia, nunca ha dejado de aumentarse el número de países que buscan profundizar lazos políticos, económicos y culturales con nosotros, incluidas muchas naciones de América Latina y el Caribe. Consideramos que a los países de esta región les corresponde un rol importante en el sistema planetario multipolar que se está formando.
Las relaciones bilaterales entre Rusia y Panamá, que cuentan con más de 30 años de historia y una amplia base jurídica, se desarrollan de forma sostenible sobre los firmes cimientos de igualdad, reciprocidad y respeto mutuo. De manera sistemática, informamos a nuestros respetados colegas de la Cancillería panameña sobre la postura de Rusia en relación con los aspectos clave de la agenda internacional. El carácter tradicionalmente amistoso de nuestros vínculos bilaterales también lo comprueban los mensajes de felicitación con motivo de las fiestas nacionales que intercambian anualmente tanto los jefes de nuestros Estados como los cancilleres, y el año en curso no fue una excepción a este respecto.
El alcance de la interacción comercial ruso-panameña, aunque se mantiene estable a nivel de unos 40-60 millones de dólares de comercio bilateral anuales, todavía es modesto y no corresponde a las necesidades y capacidades de nuestros pueblos. No obstante, en algunos sectores de la actividad económica sí hemos podido cooperar con mucho éxito a pesar de más de 10,000 kilómetros de distancia que nos separan. Por ejemplo, Rusia es el mayor exportador de abonos minerales a Panamá. Por lo tanto, consideramos muy oportuno y relevante que activemos nuevas vías de intercambio, aprovechando las oportunidades que nos brindan, entre otras opciones, la sólida industria farmacéutica rusa y el vibrante sector turístico panameño.
Una de las esferas más dinámicas de nuestra cooperación bilateral es la educación. Todos los años ofrecemos decenas de becas universitarias a los jóvenes panameños para que puedan obtener acceso al vasto conocimiento de la ciencia rusa y ponerlo en práctica. Estamos orgullosos de las historias de éxito de miles de egresados panameños de las universidades rusas y soviéticas – muchos de los cuales he tenido el grato honor de saludar en persona esta noche – que todos los días contribuyen al desarrollo socioeconómico de su Patria istmeña en diversos ámbitos, incluida la salud pública, la agricultura, la educación y muchos más.
Durante el año pasado, no se detuvo el interés del público panameño en la cultura de Rusia. Se celebraron en Panamá varios eventos culturales rusos, incluidos un concierto del famoso grupo artístico “Coro Turetsky” y la reciente función del “Lago de los Cisnes” del Ballet Clásico de San Petersburgo, así como varias exposiciones documentales, artísticas y fotográficas que se presentaron en diferentes centros docentes del país.
Un elemento esencial de la presencia rusa en Panamá es nuestra diáspora. Los eventos festivos y conmemorativos que celebran el Consejo Coordinador de las organizaciones de compatriotas rusos, la Sociedad de la Cultura Rusa y otros grupos de nuestra comunidad en el Istmo nos permiten mantener vivas la memoria histórica y la cultura de Rusia a miles de kilómetros de la Patria, así como pasar nuestras tradiciones a las futuras generaciones. Esta noche, les invito a disfrutar de una exposición de una talentosa pintora ruso-panameña, Presidenta de la Sociedad de la Cultura Rusa de Panamá, Anna Goncharova, reconocida como la Mejor Artista del año 2011 por el Club de Artistas de Panamá. Sus obras resaltan la belleza y la afinidad cultural de ambos países al más alto nivel artístico. Agradezco profundamente a los patrocinadores y los coleccionistas que tuvieron la gentileza de apoyarnos con esta exposición.
Otro factor clave es el firme e inequívoco respaldo que nos brindan los amigos y amigas de Rusia en la sociedad civil de Panamá con sus importantes iniciativas sociales y culturales. Quisiera ofrecer un saludo especial al Comité Panameño de Amistad y Solidaridad con Rusia, la Liga de Amigos de Rusia y a otros representantes de los círculos sociales y académicos panameños que nos apoyan.
Hablando de la comunidad artística y académica, es para mí un grato deber encomiar la inestimable contribución al fortalecimiento de los vínculos culturales entre Rusia y Panamá por parte de nuestro gran amigo, un renombrado artista panameño Roy Arcia, Director de la Galería de Arte Manuel Amador de la Universidad de Panamá. El Sr. Arcia lleva años en respaldar las iniciativas de los compatriotas rusos residentes en el país, ofreciéndoles gentilmente las instalaciones de su Galería. Hace tan solo dos semanas, el profesor Arcia presentó su más reciente exposición “Sombra y error. La guerra en Donbás” que arroja luz a la verdadera historia de los trágicos acontecimientos que sacudieron a los hermanos pueblos de Rusia y Ucrania en los últimos 9 años. Esta noche, quisiera volver a agradecer al Sr. Arcia su activismo, valentía y determinación, así como ceder la palabra a la doctora Anna Goncharova quien le va a entregar un certificado de agradecimiento por su apoyo continuo a las actividades de la Sociedad de la Cultura Rusa de Panamá.
En esta ocasión, también ofrezco mis cordiales saludos a otro gran amigo de la Federación de Rusia, el renombrado explorador español Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada. Actualmente, está realizando una ambiciosa expedición alrededor del mundo en la embarcación más pequeña de la historia para conmemorar el quinto centenario de la primera circunnavegación del planeta. Cabe destacar que uno de los progenitores del Sr. Marichalar fue gobernador de Panamá y participó en el traslado de la ciudad a su sitio actual tras el ataque devastador del pirata Henry Morgan. Considero que la historia de Álvaro, así como sus nobles iniciativas exploradoras y benéficas resaltan lo estrecho que todos los seres humanos estamos vinculados en la época contemporánea.
Para concluir, quisiera volver a subrayar que el mundo multipolar emergente ofrece a Rusia, Panamá y el resto del planeta Tierra cada vez más oportunidades para desarrollar cooperación fructífera y mutuamente provechosa. En el Día de Rusia, la fecha que nos recuerda sobre la importancia de la soberanía nacional, volvemos a comprometernos a un sistema global que permita a todos los países gozar plenamente de su derecho fundamental al desarrollo justo y equitativo.
¡Viva el Día de Rusia! ¡Viva la Federación de Rusia!
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