El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Isis Jaén
El juicio final de la corrección fraterna. Se quebró el orden «natural» de los acuerdos no escritos entre oligarcas y políticos: «Tú no me investigas y yo no te investigo». Este trato entre «socios» dejaba entrever que los encargados de hacer justicia inclinaban la cerviz ante el poder de turno, hecho que no descartamos del todo en el presente.Arropado en un catolicismo fanático el gobierno panameñista se transforma en el caballo amarillo del apocalipsis criollo y se produce la más extensa investigación y encarcelamiento de políticos que recuerda la historia. Más que un deber moral, se percibía una vendetta personal contra figuras de las cuales no le quedó claro al panameño de a pié, si eran culpables o totalmente inocentes.
Montado en el corcel de una justicia hecha a su medida, ese gobierno logra ejercer la influencia suficiente para que el debido proceso no fuera la tónica de la investigación, con los resultados que todos conocemos.
Me sorprende, sobremanera, que los jerarcas del catolicismo panameño no hayan detectado, ni en la tal mentada confesión dominical, rastros, señales, síntomas de que algo enfermizo se tejía tras bastidores, pero luego recordé que las «limosnas» dadas por la constructora brasileña, hacían también el poderoso milagro de la ceguera espiritual.
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