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Lo que no nos cuesta, armémoslo fiesta.


Por: José Dídimo Escobar Samaniego

 Ha ocurrido mucho durante la historia que; quienes hayan recibido un legado importante pero no tienen conciencia el valor del mismo, es decir, el costo y el empeño en esfuerzo para atesorarlo, al recibirlo y administrarlo, lo dilapidan y disipan en un santiamén.

No importa si la herencia es material, política o cultural, el no tener conciencia de su valor, la hace susceptible de un dominio irresponsable que termina en la dilución o en su menos gravosa condición; en un acto traslaticio, es decir, que pierde sustanciosamente su condición y esencia original.

En la Política, muchos por no conocer los orígenes de la impronta de quienes dieron inicio a los proyectos que dicen seguir, ahora sin saber el origen y propósitos que sirvieron de fundamento, sin ese punto de apoyo, no logran determinar los pasos a recorrer para llegar a un propósito bueno, coherente y consecuente.

Como arrieras sin pestañas, perdidos y sin dirección, sucumben ante la inmediatez, sin mirar perspectivas dignas de encomio y en caída libre ante la orfandad de principios y valores que puedan hacer retroceder a la degradación que hoy se manifiesta como una corrupción generalizada.

En un diagnóstico rápido de tal condición, debemos advertir que es el desconocimiento, el caldo de cultivo que como presupuesto necesario es imprescindible para entrar en la vía impúdica donde todo se justifica, se alienta y se permite. Una de las características que denota esa grave enfermedad moral, es que los ojos, las miradas, lo deseable es siempre lo material. Se estima exitosa a la persona que acaudala bienes y no valores. Es más, a los que estiman principios, se les aísla y se les reprocha por babiecos, incluso por fracasados.

Tal es la realidad de hoy, misma que tenemos que cambiar como un reto dentro de la restauración de los muros que, no pueden seguir arruinados y exponiendo nuestra dignidad y vergüenza.

Como se ha visto, hay un solo camino para retener la libertad: el conocimiento. Hagamos entre todos, la prioridad nacional del rescate de un modelo educativo que; nos haga tener conciencia de la patria y la herencia que tenemos para que la enriquezcamos y no terminemos desconsiderando lo que nos da valor y sentido en la historia para poder proyectarlo hacia el porvenir con una gran fuerza.

Hoy, 4 de julio de 2020, a 245 años del día de la Independencia norteamericana, fecha en que se recuerda un acto revolucionario de Amor. En el que fue proclamada la libertad de las colonias sometidas por Inglaterra en América del Norte. Día en que se reconoció al Señor como “Juez supremo del mundo” para hacerle testigo de la rectitud de sus intenciones pero que ahora saludan esa fecha desviándose de su punto de apoyo original. Saludos al pueblo Norteamericano, en este día que rememora, una jornada de valentía, porque la libertad y la dignidad humana, no es asunto de cobardes.

Thomas Jefferson, Benjamín Franklin, John Adams, simbolizan esa herencia que luego fue dilapidada y que habrá alguien que asuma su rescate.

Gracias Dios por lo todo que nos has prodigado y perdónanos por no saber valorar la esencia de tu Gracia y de todos los favores recibidos por esta patria a quien Tú amas. Que no nos pase como a otras naciones que; perdieron la memoria y extraviados, habiendo malbaratado y disipado su herencia, hoy sucumben ahogados en su propio vómito.

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