“[…] pareciera oportuno ampliar la consulta y la toma de decisiones sobre el tema, ante las diferentes instancias técnicas, institucionales, científicas y empresariales del país, dada la naturaleza de los importantes bienes naturales en riesgo para las actuales y futuras generaciones”
Por: Darío Tovar Ayala *
Cuando, en el 2007, el Municipio de David accedía al clamor de los pescadores artesanales, que faenaban en los manglares de David, para que se protegieran los ecosistemas marino-costeros que garantizaban su tradicional “modus vivendi”, se promulgó la correspondiente excerta legal municipal que iniciaba una ejemplar participación popular para garantizar la conservación de los recursos básicos de la Tierra.
Después de varios años de esfuerzos mancomunados entre las autoridades nacionales y municipales de David, aunado a la cooperación técnica y financiera de organismos nacionales e internacionales, se realizaron los estudios bioecológicos, socioeconómicos, ecoturísticos, legales y de gobernanza, para garantizar el ordenamiento del uso sostenible de los recursos naturales contenidos en el ecosistema de los manglares de David, a través de la elaboración de un detallado Plan de Manejo para la propuesta Área de Recursos Manejados de los Manglares de David.
Luego de un amplio proceso de planificación dirigida con gran participación de los usuarios involucrados, expertos y autoridades nacionales y locales de la región, fue formalmente presentado el referido plan a la entonces ANAM, en el 2014, recibiendo el beneplácito inicial de la referida institución, pero iniciándose, desafortunadamente, un largo y penoso camino burocrático hasta nuestros días, lo cual ha propiciado el descontento e incredulidad de los usuarios comprometidos durante el proceso de la planificación participativa, e igualmente, por parte de las ONG locales e internacionales que participaron en la producción del documento técnico-normativo que debió dirigir las acciones previstas para poder conciliar los procesos de producción de los pescadores artesanales y demás usuarios de la región, con las acciones de un desarrollo sostenible que garantice un manejo efectivo de las 77,00 ha que componen el ecosistema del manglar que ocupan los distritos de Alanje, David y San Lorenzo.
Al respecto, hay que subrayar el servicio ecosistémico que brindan los manglares presentes en el área, considerados como los grandes sumideros de carbono, contribuyendo a la captura de gran cantidad de CO2, en proporciones seis veces mayor por encima del capturado por el bosque natural, lo cual respalda cualquier política de manejo ambiental que contribuya sustancialmente a la mitigación de los efectos del cambio climático en todo el país.
Asimismo, hay que destacar la problemática que conllevaría la desaparición del ecosistema de los manglares de David, provocando la afectación de la producción primaria del ecosistema bentónico y la pérdida del suelo orgánico, lo cual estaría en detrimento de la producción pesquera artesanal, ya que las grandes raíces del bosque del manglar contribuyen a la captura de los sedimentos que provienen de las altas cuencas hacia las costas, saneando el ecosistema marino y haciéndolo habitable para gran cantidad de larvas, moluscos, camarones y peces que anidan entre sus raíces fúlcreas, actuando como los criaderos naturales de muchas especies de peces y mariscos, y que, además, sirven de hábitat para gran variedad de aves terrestres y marinas, anfibios y mamíferos terrestres en vías de extinción.
Igualmente, se estaría afectando la aplicación de los planes de ordenamiento forestal tendientes a controlar la tala de los majestuosos ejemplares de mangle utilizados para la extracción de la cáscara para la producción del tanino, que tradicionalmente se utiliza en las curtiembres locales.
Potencialmente, también se afectaría la calidad del paisaje y por ende, la implementación del ecoturismo programado para visitas guiadas a los lugares previamente identificados, utilizando a lugareños, ampliamente conocedores de las bellezas escénicas naturales presentes en el área.
La urgencia en proceder con la aprobación e implementación de la concepción y funcionamiento del referido Plan de Manejo, pasa por servir de criba y centinela legal adecuado para amortiguar y orientar los potenciales desajustes que puedan provocar los macroproyectos que se pretendan ubicar en el Área Protegida de los Manglares de David.
Tal es el caso del anunciado Proyecto Barú, que habilitaría la zona de influencia del puerto El Cabrito, situado en las márgenes de la ensenada de bahía Muertos en el Área Protegida de los Manglares de David, para desarrollar desde allí un complejo portuario, comercial y de servicios turísticos.
Dicha situación debería propender a revisar la referida estrategia portuaria, ya que la profundidad de la zona intermareal de los manglares de David oscila entre los cuatro metros, por lo que habría de establecerse un riguroso proceso de dragado de los cienos para alcanzar el calado adecuado, considerando el tamaño de los diferentes tipos de embarcaciones que serían utilizados para el transporte de mercaderías, productos agroindustriales y el transporte de pasajeros, lo cual pondría en evidente riesgo de afectar la principal zona del complejo de ecosistemas de los manglares de David.
Por otro lado, la reciente propuesta del Decreto Ejecutivo presentado por Mi ambiente para regular la conservación de los manglares del país, pasa por hacer más confuso el tema, cuando se propone, en su artículo 13, posibilitar nuevas y amplias formas de intervenir en el entorno pestiño de los manglares en Panamá, bajo la premisa de que se debe proceder con la “prohibición de la tala y comercialización de los bosques del manglar, pero con la excepción de proyectos promovidos mediante leyes especiales vigentes, como proyectos turísticos o proyectos de interés público promovidos por el Estado o situaciones declaradas por urgencia notoria vigente”.
En atención a las anteriores consideraciones, pareciera oportuno ampliar la consulta y la toma de decisiones sobre el tema, ante las diferentes instancias técnicas, institucionales, científicas y empresariales del país, dada la naturaleza de los importantes bienes naturales en riesgo para las actuales y futuras generaciones.
(*) Biólogo, especialista en Planificación y Manejo de Áreas Silvestres Protegidas.
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