Por Ramiro Guerra M.
Somos repetitivos y no paramos de serlo. Pero bueno, la lógica de la gota ora la roca, en algún momento encontraremos pista de aterrizaje.
A veces pienso que lo de revolcón o revolución, entendíéndolo como cambios de verdad a estas sumas de problemas y situaciones que nos abruman y mantienen al país y al pueblo en constante zozobra, existe como necesidad en lo más profundo de la conciencia de los panameños.
Hagamos un inventario de problemas nacionales y sociales, sabremos que tenemos lustros y décadas dando vuelta como un trompo y al final nada de horizontes y perspectiva de cambiar de una vez por toda. Estamos cansados del gatopardismo; hacer cambios para no cambiar nada y como dice el dicho popular, tanto tilín y nada de paleta.
Los discursos se han vuelto retóricos, falsarios; de doble sentido. Me gusta esa línea, que cuando se escucha a un político demagogo hablar, la mejor lectura que se puede hacer, es interpretar el mensaje en dirección contraria.
Estamos próximo al circo electoral. Los vendedores de ilusiones, promesas para la cual nunca hay intenciones de cumplir y otra vez el cuento del mal menor, del menos malo, del menos corrupto y del cínico hablando pasto, estarán a la orden del día.
Pero bueno, seguir optimista, llenos de esperanzas, aunque nos esté llevando el mismísimo belcebú.
La gran verdad, todos tenemos como creencia, que más temprano que tarde, aparecerá el Mesías. Individual o colectivo, pero llegará. Mientras eso no ocurra, seguiremos orientando y haciendo academia en el seno del pueblo.
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