Cuento corto.
Por Ramiro Guerra.
Junio de 2022.
Cómo olvidar esa noche y madrugada, llovió torrencial y los vientos se movían con una fuerza inaudita produciendo un silbido fino y agudo.
Quién lo iba a imaginar; el río tuvo una crecida grande. Éste, en su recorrido hacia el mar, pasaba de manera paralela cerca del cementerio. Quedó como un gran lago.
Al amanecer lo que llamó la atención fueron los cientos de ataúdes que flotaban como si fueran pequeños botes. Algunos, talvez por viejos, se desintegraban y la escena se tornaba aún más terrorífica.
Muertos flotaban por doquier. Algunos arrastrados por la corriente, fueron a parar a los patios de las casas cercanas al cementerio.
Fue un día para no olvidar. Los muertos salieron a la superficie queriendo decirnos, aunque muertos, aquí estamos. No nos olviden.
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