Juan Jované
Desde el punto de vista fiscal el Canal también tiene un impacto importante. Según la Dirección General de Ingresos los aportes de la ACP al fisco durante el 2021 representaron el 27.1% de los ingresos corrientes del Gobierno Central. Se trató de un suma de B/. 2,055.5 millones.
Teniendo en cuenta lo anterior, así como la complicada situación internacional y los problemas del estilo de desarrollo transitista vigente en Panamá, resulta necesario realizar una reflexión sobre los retos que se deben afrontar en el Canal de Panamá.
En relación con el contexto internacional el mayor riesgo a corto plazo está dado por una posible situación recesiva internacional. Esta, como ha señalado Roubini reiterativamente puede llegar a tomar la forma de una estanflación, producto del alza de las tasas de interés y por la presencia de presiones inflacionarias del lado de la oferta. Esto se daría en un peligroso contexto de un elevado endeudamiento público y privado en los países de centro.
En un contexto más estructural están las posibles consecuencias de las tensiones geopolíticas, las cuales pueden afectar el volumen de operaciones del Canal en la medida que generen una significativa modificación de las llamadas cadenas de valor internacional, por la presencia de políticas vinculadas al reshoring, el nearshoring y el friend – shoring. Esto puede traer un mayor impacto si el gobierno no sigue una política de no alineamiento y multilateralismo.
Otro riesgo está dado por las posibles rutas alternativas. En este caso la más importante es el Corredor del Istmo de Tehuantepec, que permitiría un ahorro de 5 días en la ruta Asía – costa este de EE. UU. Además México es el sexto usuario más importante del Canal de Panamá.
A esto se deben agregar los impactos del cambio climático vinculados, en primer lugar, con el deshielo del Ártico y la creciente utilización de las rutas alternas que esto significa. Así como el efecto que los procesos globales de descarbonización pueden tener sobre la actividad de tránsito del Canal. Se debe recordar que cerca del 22.5% de las toneladas netas que atraviesan el Canal se refieren a productos que generan gases invernadero (petróleo crudo, gas licuado natural y gas licuado de petróleo).
Lo anterior llama la atención no solo por mantener y elevar la competitividad de las operaciones canaleras. También llama la atención sobre la importancia de un uso de los excedentes del canal destinados a lograr un estilo de desarrollo que supere el actual esquema transitista – extractivista.
Esta posibilidad ha estado bloqueada por un modelo tributario al servicio de los sectores dominantes. Panamá no solo es el país con el segundo coeficiente ingresos tributarios – PIB más bajo de América Latina, sino que el sector corporativo – privado se da el lujo de evadir anualmente al fisco por un monto equivalente al 6.0% del PIB. Esto hace que el excedente del Canal no pueda ser usado para el desarrollo democrático, con justicia social y sostenibilidad ambiental.
Es el momento de recuperar el Canal para asegurar su uso social.
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