Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Mary Carmen Aponte, Embajadora de EE.UU. en Panamá.
La abogada, Mari Carmen Aponte, embajadora de los Estados Unidos en Panamá, desde que arribó a territorio nacional, ha estado muy activa y no ha parado de estar recorriendo el territorio nacional. Como diplomática, rompe reglas del protocolo, al punto que, cuando habla o hace declaraciones, se conduce como si estuviera licencia para intervenir en temas que solo compete privativamente al país, al estado y a los panameños. Llego al extremo de dirigirse a la Asamblea Nacional e imprecarles a los diputados que, discutieran y aprobaran el proyecto de ley sobre la extinción de dominio. A santo de qué se reunió con la presidenta de la Corte Suprema de Justicia.Habla de combatir la corrupción en nuestro país. Nos preguntamos, podrá un diplomático panameño, en el ejercicio del principio de reciprocidad en los Estados Unidos, conducirse como lo hace la abogada Mari Carmen Aponte, embajadora de USA en Panamá. Seguro que no.
Lo reprochable de estas intromisiones, con la benevolencia del gobierno nacional. La susodicha embajadora, ya viene dando indicio que, no se quedará tranquila y la veremos metiendo la mano en las elecciones venideras. Por invitación de ella, comienza los políticos de partidos e independientes, ganarse el santiamén de la representante diplomática del gobierno de los Estados Unidos. Ya veremos esos encuentro con frecuencia.
Doña Fidedigna, conjetura que, a la embajadora le preocupa que el expresidente Ricardo Martinelli Berrocal, hasta hoy liderice las encuestas para alzarse con la presidencia del país. Esto es preocupante, dado que el gobierno de los Estados Unidos, a fin de evitar tal resultado, forzará alianzas y si fuere necesario, pondrá a andar recursos de poder para evitar lo arriba señalado. Es un escenario muy complejo. Generará un ambiente de mucha tensión político social, al punto que, el tribunal electoral, podría perder el poder para unas elecciones prístina, dado factores de poder muy fuertes.
Lo digo como conjetura, ojo con una alteración de la democracia, sumergiéndole en una crisis profunda.
Desde ya, los panameños, debemos exigir que intereses extranjeros no metan la mano en nuestra democracia, limitada e imperfecta, cierto. Pero ese es nuestro problema. Nada de intervención.
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