Editorial.
Maricarmen Aponte, embajadora interventora.
Señora embajadora de los Estados Unidos, Maricarmen Aponte, guarde la compostura y pare de estar interviniendo en los asuntos internos de Panamá.El tema electoral es un asunto que solo compete exclusivamente a los panameños. El soberano en nuestro país es el pueblo panameño. Sus últimas declaraciones están lejos de toda regla de la diplomacia y el derecho que la ampara. No somos, ni seremos nunca más, una colonia de su país.
Los panameños tenemos dignidad y sentido nacional. Ocúpese de los problemas de su país. Somos amigos del pueblo estadounidense pero no empañe lo que todo pueblo aspira, relaciones de respeto recíproco.
Señora embajadora, sáquese de su cabeza, esos enfoques monroístas, que hieren y lastiman la dignidad de la patria grande de Latinoamérica y la de nuestro país.
Condenamos la pasividad del gobierno de Laurentino Cortizo, su canciller que, toleran estos desmanes de la descompensada embajadora. Exigimos que, se deje a un lado, esas vergonzosas posiciones de genuflexión y llamen al orden a esta señora que, con cada acto grosero de intervención, debilita y vulnera la institucionalidad democrática, de hecho, llena de insuficiencias y graves debilidades, pero que, su remedio no pueden nunca ser la intervención foránea e irresponsable de quienes creen que este país sigue siendo una base militar norteamericana, un estado asociado, colonia o protectorado de EE.UU.
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