El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Victoriano Rodríguez Santos
La vida del panameño la valoran dependiendo de quién maneja la política, de quienes gobiernan y de aquellos que dicen ser dirigentes.
Esta situación es histórica. Los recursos del Estado son malgastados, sin hacer frente a las necesidades reales de la población. Entre basura, huecos en las calles y hambre, desfile de Navidad, jamones y conciertos, tienen entretenida la población.
Vamos a referirnos en este apartado a los 5.7 millones de balboas que presuntamente gastó la alcaldía de Panamá en un desfile de Navidad, de un día y unas cuantas luces.
Vamos a cuadrar los 25 o 28 millones de balboas que supuestamente gastó el gobierno en jamones, pedazos de pierna y otros productos cárnicos que en división aritmética alcanzan aproximadamente en 20 dólares por unidad, pero recordemos que las carnes son más económicas que el jamón. Ahora, ¿sabrá el señor Presidente cuántos días puede comer una familia pobre con 20 dólares?
Cuando sumamos, sólo esos dos exabruptos, estamos por encima de los 30 millones de dólares en gastos de ratos. Ahora, si analizamos la cifra de la teletón (promedio de 3.0 millones, que fue la suma estimada a recaudar), para su proyecto de un quirófano hibrido para el Hospital Santo Tomás, podemos inferir que pudieron adquirirse aproximadamente 10 quirófanos híbridos u otros equipos necesarios, uno para cada provincia.
Téngase presente que la Teletón estaba haciendo un evento donde algunas instituciones o dependencias del gobierno se hacen patrocinadores. Es un lujo ese patrocinio si el recurso sale del bolsillo de los donantes, no de las arcas del Estado y menos de las necesidades de una población con muchas necesidades.
Inclusive, ¿cuál es el aporte de la empresas privada, como patrocinadoras, si lo donado es deducible de impuestos? ¿Está o no cargando el Estado con la teletón sin que exista un control del gasto por parte de la Contraloría General?
El único aporte que pudiera considerarse como tal es aquel que hace la gente pobre y profesional, pequeños empresarios, así como quienes aportan su talento.
¿Cuántos políticos se sumaron e hicieron aportes personales a ese evento? Obviamente muy pocos, porque eso sin subir a la tarima no les da réditos.
Por otro lado. Un viejo adagio expresa: “esos vientos traen esos polvos”, ahora, nuevamente el ministro de salud abanica una vacuna bivalente (dos en una para valientes –me declaro cobarde e inocente-), para quienes se hayan puesto tres o más dosis. ¿Qué le hace pensar que si las tres dosis anteriores no les ha hecho inmune ésta si les va a funcionar?
Si una persona vacunada le ha dado COVID, ¿Quién garantiza que esa de valientes si funcione? Si el COVID está en boga; ¿Por qué autorizan conciertos sin mascarilla, desfiles de navidad, filas y filas de personas añorando un jamón que a muchos nunca llegó y hasta ya abanican carne-vales?
No conforme con la situación en el país, el Director de la Caja de Seguro no se ha manifestado con la cantidad de equipos de radiología dañados (resonancia, mamógrafos, CAT. etc.), en diferentes hospitales del país. Lo cierto es que las citas se prolongan tanto que la desesperación de los pacientes llegan al límite, mientras el gobierno sigue haciendo desfile de navidad y regalando jamones, con millones y millones de dólares en gastos.
El pueblo ha de despertar y percatarse que un jamón lo puede llenar la pansa una tarde, pero las necesidades de salud y alimentación son permanentes y para toda la vida.
Pan para hoy, hambre para mañana. De pan y circo vivían los romanos. El pueblo panameño no se da cuenta o sencillamente quiere vivir en una burbuja. Es un problema de Salud mental o salud social pero al final debe ser un problema de salud. Tuvimos en julio una explosión social pacífica. Es necesario mirar para abajo. Históricamente vienen jugando con la cadena, pero ya están tocando al mono.
Economista, educador, humanista.
1 Hay un solo Like:(
