EDITORIAL

Las elecciones presidenciales en Venezuela dejaron como ganador al actual presidente, Nicolás Maduro, tal como lo anunció el organismo competente conforme a la constitución y a Ley venezolana, el Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, algunos países han decidido desconocer el escrutinio y atribuir el triunfo comicial al opositor Edmundo González Urrutia.

Terrible e inconveniente en este caso, el pronunciamiento del presidente José Raúl Mulino, de reconocer como presidente de Venezuela, al candidato opositor que perdió por más de un millón de votos según el organismo electoral de ese país.

El presidente, siendo de un país bolivariano y neutral, en vez de abogar por salidas pacíficas a la situación en el país hermano, y al margen del mínimo respeto a la institucionalidad que se dice defender, mete más leña al fogón, lo que se traduce en más violencia y confrontación y termina convalidando la violencia guarimbera y la pérdida de vidas humanas y daños materiales cuantiosos a un país que no se puede dar el lujo de mayores males, porque al final nos tocará recibir, a pesar de las alambradas en la frontera a millones de personas que la violencia desplazará.

El abogado Mulino, pierde de vista, que él es presidente de todos los panameños, pero en una situación como la que se vive en esa nación, no todos los panameños comparten esa desafortunada declaración y su postura alineada con los intereses de EE.UU.

Además de lo anterior, coloca al país en una situación que se traducirá en graves perjuicios para la economía nacional y convierte al país en beligerante en ese conflicto interno, que solo los venezolanos están llamados a resolverlo pacíficamente entre ellos.

No hay duda, el gobierno de Panamá, se alinea con la extrema derecha que, no solamente en Venezuela, se constituye en fuente de discordia e inestabilidad en varios países de la región.

El pronunciamiento del presidente, revela más un alineamiento ideológico y de apoyo a una narrativa, trabajada y ordenada por los Estados Unidos de Norteamérica en función de sus intereses geopolíticos estratégicos.

Sería bueno rescatar una política exterior independiente y que responda a nuestro interés nacional de los panameños y en modo alguno, instrumento del juego de poder de otros.

18 Hay varios Likes:) Gracias...