por Ramiro Guerra M. Narrativa Corta.
Linda, una muchacha, de esa que se dice pueblerana. Noble, muy carismática. Se gano el aprecio del pueblo de San Martín de Porres. Un día le llegó el amor. Se enamoró de un joven y así fue que surgió un noviazgo que las jóvenes del pueblo envidiaban. La vida trae cosas que nadie espera y menos que tenga olor de tragedia. Los padres de Linda, la encontraron muerta, sentada en una silla mecedora de mimbre. Sobre sus manos, una carta que pudo ser la causa de su infortunio. La carta era del tenor siguiente: «Linda, perdóname; no tuve otra salida que huir de tí. No me atreví mirarte la cara, así que te escribo para decirte, que me cautivó otra fémina, de ojos tiernos y mirada angelical; de una hermosura sin comparación. Siento pena, porque sé que te rompo el corazón y más que eso, te robé tu virginidad a cambio de la promesa de casarnos. Me fui muy lejos con una españolita que me robó mi corazón. No sé si te recordaré porque rápidamente he comenzado a borrarte de mi memoria. Te deseo que encuentres alguien que te haga olvidar las penas y el desamor. Me despido sin cargo de conciencia. Así sin las cosas del amor. Fulano de tal». 15 Hay varios Likes:) Gracias...