En España, en día de ayer, se dio un hecho sin precedentes. El precio de la luz en el mercado mayorista que se pagaba a cinco centésimos de dólar el kilowatt hora, ahora se paga a 18 centésimos de dólar, lo que significa una subida del 400% del valor usual y que hace que la mitad de los españoles tengan que vivir a oscuras porque se les hace imposible acceder a ese servicio público de la energía, así como por otro lado, como las empresas generadoras ven crecer sus ganancias, nunca antes vistas, siendo que la matriz de generación a incorporado a fuentes diversas, incluyendo energía renovable.
Ese precio que escandaliza a España, es el común que pagamos los panameños, incluso más, a pesar de que en nuestra matriz energética el 65% de lo que se genera es hidroenergía, cuyo costo de generación es .01, es decir, un centésimo de dólar, pero nos los venden a diez centésimos, lo cual es un perfecto atraco, que no obstante ni siquiera ruboriza al Ente Regulador (ASEP).
Hay centrales como Bayano, La Yeguada, Fortuna, y otras que ya fueron amortizadas, porque fueron construidas por el estado en la década del 70 y 80 y también las más modernas que no tienen embalse, que son de pasada, cuyo costo de generación es muy bajo pero inexplicablemente, el pueblo panameño ahora paga la luz más cara, incluso el gobierno subvenciona a estas empresas con cientos de millones de dólares, en medio de la pandemia, y se atragantan esos recursos que el país requiere para gastos de salud que tienen que pedirse prestados a la banca internacional.
Se requiere, cuanto antes, una revisión de todo el mercado eléctrico que abusa del pueblo y de la economía nacional, y lejos de ser un motor del desarrollo, se convierte en un freno importante que lo impide, porque como nunca, los panameños estamos pagando la energía más cara del continente.
¡Así de sencilla es la cosa!
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