Por: Ramiro Guerra.
Jurista, Escritor Y Cientista Político.
La vejez, no es una excusa para no ser un luchador por las causas nobles, como la defensa de la patria y por una existencia digna.
En la hermana república de Argentina, los pensionados y jubilados, armados de mucho coraje, vienen enfrentando las medidas anti humanitarias y draconianas del gobierno de Javier Miley.
Este gobierno, se ha planteado sacar el 70 por ciento de los pensionados de toda cobertura de la seguridad social. Eliminó el instituto que tenía la visión de tutelar a los pacientes con enfermedades terminales.
Todo lo que tiene que ver con la dinámica de lucha social, ha sido objeto de criminalización; es decir, elevado a categoría de delitos. Tiene en la mira al instituto de la tutela de la mujer.
Los medicamentos están fuera del alcance de los argentinos.
En el día de ayer, se la veló a los hinchas de los clubes de fútbol, por tirarse a las calles para apoyar a los viejos. A estos hinchas, se les amenazó, con no dejarlos entrar a los estadios.
¿Por qué traigo a colación la realidad en Argentina?. La razón es sencilla, NOS PREOCUPA UNA ESPECIE DE ARGENTINIZACIÓN DE LA REALIDAD DE PANAMÁ.
Tengo fresco, recién el abogado José Mulino se instaló en el poder, se comunicó con Javier Miley y en ese diálogo, reveló simpatías con el desenfrenado Miley, por su denominada política libertaria, que no es más, que un proceso de cancelación de la democracia para los argentinos y sobre todo los luchadores sociales.
Se ha planteado una arremetida con la libertad sindical, que raya en un odio hacia la organizaciones sindicales.
El lenguaje de comunicación, es la represión.
La oligarquía en argentina, está en el poder y el estado lo ha puesto a su servicio.
En este escenario, hay panameños, ignorantes, algunos de ellos, diputados y dirigentes de partidos, que se hacen llamar libertarios.
Tengo la edad, para con autoridad hablar de la época vivida antes de 1968, el reino de la oligarquía como la denomino. Mucho de esa realidad, hoy a reverdecido, valiéndose de la narrativa neoliberal, del pensamiento único y autoritario, fascista.
Es evidente, la animadversión contra el pueblo, los patriotas y el movimiento popular y sindical.
Cualquiera comparación de la realidad argentina con la panameña, queda a su juicio y criterios.
Viene quedando en evidencia que, la democracia liberal representativa, ha pasado a ser una mentira con propósitos huecos e impregnado de desaliento por parte de las inmensas mayorías.
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