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Panamá Y Latinoamérica Ante El Reverdecer De La Doctrina Monroe Y El Intervencionismo Militar (Lenguaje De Los Cañones).

 

Por Ramiro Guerra.

Jurista, Escritor Y Cientista Político.

 

Desde muy pequeño, aprendimos que «el que parpadea, pierde». Se vé venir al monstruo, el «cuco» y nada se hace.

Las declaraciones de Donald Trump, amenazando con tomarse el canal y si fuere necesario, intervenir militarmente (otra invasión), son para tomar muy en serio.

Siempre he señalado que los gobiernos que hemos tenido, hasta ahora, han adolecido de un cuerpo de asesores que le siga la pista a los conflictos regionales e internacionales.  Se han conducido con grados de espontaneísmo y con lo que les dicta y sigue dictando los Estados Unidos.

El planeta hoy está sacudido por conflictos bélicos o guerras cuya naturaleza es de un afán o carácter hegemónico y que tiene como actores principales a las grandes potencias.

En los Estados Unidos, el poder de la gran burguesía que acumula con la producción y comercialización de armamentos, determina la política exterior de esa nación.

En varias ocasiones durante el quinquenio pasado y sobre todo en la administración Cortizo, hice el llamado de atención sobre sucesivas visitas a la presidencia, por parte de altas autoridades del departamento de defensa y alertaba sobre el peligro de esas visitas que, a mi juicio, estaban dirigidas a colocar al país como un trampolín para intervenciones en la región.

Todo lo anterior pretextándose con la lucha contra el narcotráfico. En no pocas ocasiones la general Laura Richardson, sin tapujos, declaró que esta región, Latino américa, era su traspatio y que la soberanía de USA se extendía mas allá de su territorio. La mayoría de los gobernantes callaron ante esta afirmación: prefirieron guardar silencio.

No se quiso entender, que Laura Richardson, jefa del comando sur, era sencillamente la interlocutora del imperio militar estadounidense y exteriorizaba los claros intereses de hegemonía de los Estados Unidos, en la región.

Con Donald Trump, regresan los halcones al poder en los Estados Unidos.

El actual presidente de los Estados Unidos, el señor Biden, en no pocas veces se hizo eco de esa hegemonía intervencionista. La misma que hoy Trump, toma con fuerza y agresividad, como son sus declaraciones frente al canal de Panamá.

Resulta que a nuestro país, se le censura por su grado de relaciones con China continental, sin embargo, a pesar de las altas y bajas, los Estados Unidos mantiene relaciones comerciales, de ida y vuelta con esa potencia.

Trump alega que Panamá trata en forma discriminatoria a su país, en lo relativo a peajes de su naves mercantes y militares. Una acusación falsa, en cuanto corresponde a nuestro país, determinar esa política mediando un trato igual a todos los usuarios del canal.

Trump incurre en un error al no reconocer que, todo lo pertinente al canal, está debidamente estipulado en los tratados Torrijos- Carter.

En derecho existe la doctrina de los actos propios.  Esos tratados fueron firmados por ambas naciones y no puede los Estados Unidos desconocer, condiciones y términos consagrados en esa normativa tratadil de naturaleza bilateral.

Ya lo decíamos, que las ondas de esos conflictos de hegemonía, conflictos geopolíticos, llegarían a la región allende y a nuestra costas, a Panamá.

Pero los gobiernos sucesivos en Panamá no sólo revelaron grado de ingenuidad, sino también no consideraron el alcance e influencia de esos conflictos comerciales y militares y las declaraciones de Trump, que hoy nos sorprenden de manera escandalosa.

Todo esto se veía venir. Pero, pudo más la entrega y genuflexión de los intereses creados en Panamá y gobiernos huérfanos de sentido de patria y nación.

Nuestra fortaleza está en la razón que nos da el derecho y la historia patria, incluyendo el propio tratado de la neutralidad permanente.

No se trata de ir a un desencuentro de naturaleza militar con los Estados Unidos. Nuestra fuerza radica en esa comunidad internacional que nos apoyó para erradicar el enclave y recuperar el canal.

Hoy el nacionalismo cobra fuerza y por esa misma razón, todo el pueblo panameño, debe ser movilizado con la agenda de que somos un país soberano, independiente y con capacidad de autodeterminación.

Trump, levanta la bandera de la expansión norteamericana que, en el siglo X1X, lo llevó a apoderarse de territorios y recursos de otras naciones. Una especie de vuelta de esa fase de expansión imperialista de los Estados Unidos (ver el libro: «El proceso de expansión del imperialismo yanqui», del historiador cubano, Ramiro Guerra y Sánchez,

Los Estados Unidos, tiene en sus objetivos, apoderarse de la gran riqueza mineral que poseen nuestras naciones.

Panamá, tiene que caminar con una política exterior, cuyos ejes sean la paz mundial. Un error del gobierno estar tomando partida en conflictos ajenos a nuestro país. Cuando lo hace, no se da cuenta que pone en duda la propia eficacia del tratado de neutralidad permanente.

Una política exterior errada, nos coloca en situaciones complicadas y complejas, para la cual pienso no está preparado el gobierno y menos con aliados incondicionales (la oligarquía) al imperio estadounidense.

El derecho y la razón histórica es nuestra mayor fuerza y ésta se hace valer con inteligencia y no con posturas que rayan en un nacionalismo falso.

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