Eduardo A. Reyes Vargas
Con frecuencia y en este prestigioso medio observamos el dolor y frustración de autores de diferentes artículos sobre la pérdida ascendente de nuestra tutelada soberanía.
Sin duda alguna es una realidad.
Desde 1903 Panamá nunca hemos alcanzado una soberanía total, eslogan que mantuvo a nuestra nación con esa esperanza.
Post invasión y en una país preso de la deuda internacional que mantenemos con las agencias internacionales financieras donde nuestro tutor extranjero tiene fuertes influencias ha sido más sencillo el aceptar esa debilidad que defender nuestra soberanía nacional.
Esta nación desde su tutelada “separación” de Colombia ha sido la mayor parte de las veces doblegada a las necesidades propias del gran tutor norteño.
La educación para fortalecer con verdadera fuerza la identidad nacional ha estado muy ausente.
Estamos muy trans-culturizado a lo” made in Usa”.
Estamos más pendiente de un Oscar que de un Premio Miro.
De un Grammy que de un Curso de oratoria de jóvenes panameños.
Vestimos a lo USA más que nuestras tradiciones. Usamos sombrero de “cow boy” que del campesino nuestro.
El saco y corbata es para países de frio y nórdicos, la camisilla es la nuestra. Somos tropicales y con cada día más altas temperaturas.
No exaltamos a nuestros trovadores típico si no a los artistas foráneos.
Son pequeños ejemplos.
No sé si ya se ha incorporado la materia sobre las relaciones de Panamá con USA en nuestras escuelas, que extrañamente fue eliminada.
Si hay una nación en el mundo que fortalece en diferentes formas que sean posible, el amor a la patria en sus ciudadanos ha sido Estados Unidos de América.
Su himno lo cantan los norteamericanos en sus grandes eventos.
Acá no damos la oportunidad a las buenas voces de panameños y panameñas para que lo hagan.
Pero la genuflexión de algunos panameños ha sido vergonzosa.
Y entendamos algo.
Nuestras diferencias con Estado Unido no es con su pueblo, cada día más polarizado y hasta defraudado de su clase política.
Ha sido con algunos gobiernos que persisten en la aplicación de la ley del Garrote.
Un Carter fue la luz en esa oscuridad.
Pero las tinieblas han regresado.
Solo que ahora se logro con una metamorfosis cerebral en algunos de nuestros ciudadanos y gobernantes que solo piensan como norteamericano y otros como sea dicho en este medio han realizado un juramento adquiriendo su nacionalidad.
La vergüenza es tan evidente que usted observa que solo los Embajadores de USA en forma muy protocolar dan “consejos” a nuestra nación y nuestros medios de comunicación social en su mayoría no prestan la mayor atención a ello.
Otros embajadores de grandes potencias radicados en Panamá asumen una prudencia que es lo esperado en el respeto entre naciones.
Que este claro, el dolor y la frustración lo es con algunos elementos de los Estados Unidos, no con su noble pueblo.
Reconocemos a los Estados Unidos como un pueblo amigo.
Nos maltratan los malos norteamericanos y malos panameños.
“No queremos vasenilla de oro, para escupir sangre”.
Ni limosnas ni millones, queremos solo justicia y respeto, imitando al ex Presidente Remón.
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