Por Ramiro Guerra M.
Abogado, escritor y cientista político.
Los partidos no involucionan por sí mismo o surcan un proceso de degeneración como una lógica perversa de su evolución y existencia.
Somos del criterio que, la podredumbre partidaria, es más obra del hombre o los que se sitúan en la cúpula de los mismos que, ponen por delante sus intereses y que nada tienen que ver con verdaderos fines y objetivos democráticos y nacionales.
En la teoría moderna del estado, se tienen los partidos como las ruedas fundamentales de vivir en democracia.
Antonio Gramsci, escribió que el régimen de partidos, manejados democráticamente, definen y dan forma en pequeño, de lo que deber ser el estado realmente democrático. Lo contrario da lugar a una especie de perversión del estado y su gobierno.
Lo anterior tiene su base de sustentación en el texto constitucional del país.
Los partidos por origen y historia, su naturaleza es democrática. Lo que se denomina perversión y crisis de los partidos, es más crisis de sus conductores que hacen de su hacer mediador, la fuente antidemocrática de la existencia de los mismos.
No tengo nada contra la candidaturas individuales, no partidarias, pero éstas no pueden sustituir la institución del partido(os) como ejes de la carreta democrática.
Este tema dará mucho que debatir, cuando llegue la hora de cambiar la constitución que apunte hacia un estado realmente democrático.
21-5-2024
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