Breve historia de El Periódico
José Dídimo Escobar Samaniego
En el marco de la invasión norteamericana a Panamá, del 20 de diciembre de 1989, el ejército más poderoso del planeta en ese entonces, pisoteo la bandera panameña, tirándola al suelo en señal de desprecio, además de celebrar la muerte de miles de panameños que aún no se sabe dónde están o fueron tirados. Esa agresión trajo consigo los niveles de violencia inusitados que todavía permanecen.
El 9 de enero de 1990, a veinte días de la cruel invasión norteamericana a Panamá el 20 de diciembre de 1989, todavía la ciudad de Panamá sitiada, con alambradas y con olor a muerte aún, salió a la Luz el Primer Número de El Periódico, precisamente cuando se conmemoraba el 26 aniversario de la gesta patriótica de enero de 1964.
Se cumplen ahora 60 años de aquella gesta fundamental en el calendario de la lucha patriótica de los panameños y también celebramos el 34 aniversario del nacimiento de este medio al servicio de los patriotas y de los más altos intereses de la nación.
Un gran autor colombianos de finales de siglo antepasado y primeros años del siglo pasado dijo esta frase que vale la pena resaltar y representa la misión de este medio: “No dejemos sentar los pueblos como mendigos desencantados a la orilla del camino” J.M.V.V.
Como el cuatro de enero de 1990, como a las 10 de la mañana, caminando en la ciudad, evaluando toda la situación de la invasión y sus graves consecuencias, organizando a la resistencia, de repente veo a Rubén Darío Murgas, que viene bajando por una calle, él había sido el último director de Radio Nacional y acababa, en ese momento, de salir de un campo de concentración que el Ejército Norteamericano había establecido en Nuevo Emperador, donde estuvo prisionero y sometido a largos interrogatorios, al igual que otros patriotas.
Nos vimos, nos abrazamos y decidimos ir al piso trece de un edificio frente al Hotel Granada, donde Mario Rognoni, acabado de salir del mismo lugar como prisionero de guerra, lo saludaríamos y allí mismo surge la idea de hacer un medio, un periódico para denunciar al mundo y a la opinión pública panameña la salvaje y criminal agresión de la que había sido objeto el país.
En esos días todo estaba alambrado y las tanquetas, tanques y Hummers, aviones de combate y helicópteros artillados del ejército más poderoso de la tierra, hacían un gran despliegue de fuerza y se paseaban armados hasta los dientes por toda la ciudad y el país entero. El Olor a muerte era real, la gran destrucción no era imaginaria, el respeto a la vida había sido proscrito y la verdad había sido dada de baja en el primer instante, como ocurre en todas las guerras.
Puestos a la tarea, de hacer clandestinamente el Periódico, tanto Murgas, como yo, asumimos la responsabilidad de dar la cara por el medio. Así, él se convertiría en el Director y yo en el Director Asociado.
La intelectualidad panameña e internacional apoyó resueltamente nuestro proyecto, y se identificó desde el principio con la causa de los patriotas panameños.
Deseo, a 34 años de aquella jornada heroica, reconocer a muchos hermanos y amigos que empuñaron la pluma, su esfuerzo y arriesgaron hasta su integridad física para hacerle frente a la Invasión cruel y criminal del 20 de diciembre de 1989.
Carlos Ochoa Escudero, Juan Bautista Bernal, Justo Arroyo, Roldán Adames, Rafael Ruiloba, Mario Rognoni, Luis Carlos Jiménez, Carlos Francisco Chang Marín, Simeón Emilio González H., Gonzalo Delgado Quintero, Ramón Nonato, Rolando A. Armuelles Boutet, Giovanna Benedetti, Rey Barría, José de Jesús Martínez, Santiago Quirós, Cecilio Simons, Manuel Orestes Nieto, Norma Núñez Montoto, Olmedo García, Omar Lorenzo, Norah de Alba, Eric Jaramillo, Rubén Núñez, Víctor Collado, Alberto Durán Ortíz, Severino Mejía, Sandra Caparroso Pitti, Juan Jované, José Vega Franco, Ciro Paredes García, Francisco Donadío, Moravia Ochoa, Carlos Wesley, Marcel I. Penna Franco, Bertalicia Peralta, Aníbal Calibán, Itzel Velásquez, Nicolás Moreno H., José Juan Ceballos, Sebastián Rivera Araúz, José Enrique Clemente, Sylvana Boyd F., Pedro Pineda, Pedro Luis Prados, Julio Yao y otros que ahora se me escapan de la memoria.
A nivel internacional, tuvimos la colaboración de los más destacados hombres de las letras hispanas en Latinoamérica y de señeras figuras de Estados Unidos de Norteamérica. James Petras, Noam Chomsky, Ramsey Clark, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Luis Brito García, entre otros.
En las caricaturas nos prestaron su colaboración: La cococha, Peña Morán y Rómulo Castro con la serie santaneando (segunda época).
En la Prensa Plana nos colaboró René Sirias y en la fotomecánica Luis Dimas.
En la administración se desempeñó Eduardo (Eddy) Vallester y uno de los más fieles distribuidores del periódico fue Emeldo Quiróz en Santiago de Veraguas, pero también teníamos representación dinámica en todas las provincias.
El periódico fue un instrumento fundamental para reagrupar a los patriotas y para denunciar al mundo todo el atropello de que fuimos víctimas los panameños.
Empezamos imprimiendo en prensa plana, y lo hacíamos cada tres días, y terminamos convirtiendo al Periódico en diario e imprimiéndolo en una rotativa en Samaria, San Miguelito. La primera oficina que tuvimos, fue mi automóvil de aquel entonces.
Hoy, rindo homenaje a todos los que permitieron que ese proyecto para rescatar a la patria herida, pudiera cumplir el propósito y fuera una respuesta política contundente al acto de fuerza cobarde contra un pueblo como el nuestro, que les sirvió a ellos como laboratorio para experimentar armas nuevas en nuestras carnes.
Muchos de esos héroes, ya no están con nosotros, pero hoy les rendimos homenaje, a 34 años de aquella osadía en medio de la criminal invasión y de la que, al sembrar tanta violencia y muerte, hoy estamos cosechando el desmadre y la indignidad que vivimos, que pretendemos borrar algún día, y contribuir al amanecer que nos espera, donde brille el sol del Decoro, La Dignidad y la Decencia.
“Que nuestro verbo sea justicia; y el hacha de nuestra palabra decapite la iniquidad” JMVV.
Gracias Dios, por habernos permitido pasar por ese fuego que nos purificó y nos hizo amar más a la patria que; tú tuviste a bien darnos como la tierra que pisaran nuestros pies, y el cielo que nos cobijara, igual que tu Gracia y Misericordia.
¡Así de sencilla es la cosa!
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