Por Lois Pérez Leira,
Resumen Latinoamericano, 16 de agosto de 2024.
La situación electoral de Venezuela, abre una brecha entre los gobiernos progresistas de Nuestra América y en la izquierda en general.
Esta vez están más claras las diferencias entre las izquierdas socialdemócratas y las izquierdas antiimperialistas. Estos debates se remontan ya al siglo pasado cuando se rompe la Segunda Internacional y Lenin define claramente el modelo de socialismo que puede liberar a la clase obrera de su yugo capitalista. La socialdemocracia en todas estas décadas pasadas se ha camuflado con distintos ropajes y variados discursos. Aunque todos justifican y apoyan al sistema capitalista como única opción social. Para engañar a las masas han inventado distintos relatos. Bajo la presión de las luchas obreras y campesinas en todo el mundo han tenido que hacer concesiones que mejoraran un poco la situación de los pueblos. Pero las contradicciones internas del capitalismo y la lucha de clases han demostrado que no existe “El Capitalismo bueno” como lo reivindica la ex presidenta argentina Cristina Fernández.Una muestra de reformismo socialdemócrata es el gobierno de Chile que preside Boric. Bajo un ropaje de izquierda y de alianza con los comunistas esconde una política de derechas.
Las declaraciones recientes de los presidentes de Colombia y Brasil demuestran sus vacilaciones a la hora de mantener una posición antiimperialista consecuente. Las mismas se pueden interpretar como una injerencia en los temas internos de un país democrático y soberano cuyo sistema electoral está reputado como uno de los más seguros del mundo.
El imperialismo en estos momentos se frota las manos al escuchar las declaraciones de Petro y Lula proponiendo nuevas elecciones en Venezuela, lo cual sigue constituyendo una injerencia inaceptable para un Estado soberano. Siempre necesita en su juego de ajedrez utilizar peones que le sirvan a su objetivo. Los EEUU no pararán de trabajar y conspirar contra Venezuela y la unidad de la Patria Grande.
Por ello es necesario generar un gran debate de la izquierda internacional para determinar qué izquierda necesitan los pueblos y los afectados por el sistema capitalista y el imperialismo. Está claro que el sistema hoy dominante no ha podido resolver los grandes problemas que sufre la humanidad. Como bien lo explicara el Papa Francisco, las tres T: Techo, Tierra y Trabajo. Más bien, por el contrario, los ha agravado con su proceso de concentración y centralización de la propiedad de la tierra y de la riqueza.
Los gobiernos progresistas en su mayoría, no desean ir hacia los cambios estructurales. Ahí tenemos el caso de los distintos gobiernos del Frente Amplio del Uruguay. En su largo tiempo de gobierno no realizaron ninguna acción con perspectivas al socialismo. Se convirtieron en gobiernos “éticos”, aptos para administrar los intereses del capital, pero incapaces de garantizar la distribución equitativa de la riqueza.
Para Lenin, la socialdemocracia representaba una corriente reformista que se enfocaba en reformas graduales dentro del sistema capitalista, en lugar de buscar la transformación revolucionaria de la sociedad. En su obra “¿Qué hacer?”, Lenin argumentó que la socialdemocracia tendía a conciliar con la burguesía y a abandonar la lucha de clases, lo que consideraba un error fundamental. Creía que la lucha de clases era el motor de la historia y que la socialdemocracia debía tomar partido por el proletariado, en lugar de buscar un terreno común con la burguesía.
Hoy Venezuela necesita de toda la solidaridad internacionalista.
Socialismo o barbarie!
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