Por Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Si tuviéramos que caracterizar la democracia en nuestro país, concluiríamos, que es imperfecta.
La razón es sencilla, la incidencia y el protagonismo de la sociedad por sus bases, en las decisiones de estado, no existe.
Cierto que las juntas comunales, se aproximan a este concepto; sin embargo, no llega hasta la población comunitaria como gestora de una participación directa del poblador o habitante de la comunidad, como un gestor de participación directa en los asuntos de su comunidad. Se descarta la autogestión comunitaria.
Aun así, las juntas comunales, pudiendo jugar ese papel, están limitada; constituyen un eslabón de la cadena del poder del estado y padece de las mismas falencias de aquél.
Esta situación se ha agravado por la corrupción en que han estado envuelta esas juntas comunales y aún más, por los recortes drástico que han recibido, lo que les impide jugar un papel importante de cara a abordar y solucionar problemas de la comunidad.
En el pasado, las juntas locales y los comités de salud, se acercaban mucho más al concepto de democracia por las bases.
Estas últimas son más autónomas del poder central. Ejercían presión sobre la junta comunal y el poder central.
Recién el Dr. Silvio Guerra, trajo a colocación el concepto organizacional del Cabildo, como ente político para exigir y hacer valer la voluntad de los moradores, dirigida a que los funcionarios bajen a las comunidades a atender y resolver dificultades y problemas de la comunidad.
Razón tiene Silvio Guerra al aseverar que, la falta de organización en la comunidad, dificulta que los funcionarios hagan su trabajo. Los cabildos es la organización comunitaria que en esencia traduce participación por las bases (democracia directa), lo que lo pone en condición de poder exigir de la administración central, respuestas y soluciones, de tal suerte que, se trabe una relación dinámica de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo.
Somos del criterio, que la organización de la comunidad, en juntas locales, Comité de salud y cabildos, la democracia y el estado sería más eficaz; con un criterio de real participación por las bases. El centralismo no sería tal y entonces pudiéramos caracterizar la democracia como más directa.
Las comunidades tienen el desafío de acometer estas formas organizacionales de sus pobladores. Es hora de hacerlo.
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