por: Gonzalo Delgado Quintero
En una de las tantas tertulias, sobre todo, ahora que han iniciado algunos procesos electorales internos como viene ocurriendo en el Partido Revolucionario Democrático, conversaba con mi amigo, el profesor y catedrático, Máximo Morales en torno al comportamiento político-social y él me decía que en política “pobre no vota por pobre”. Me lo sustentaba y agregaba un sinnúmero de elementos que por ser interesantes, han motivado este escrito que a continuación se esboza.
Desde una óptica externa me preguntaba qué: ¿cómo era posible que el partido más grande y organizado no está unido?, se refería al PRD ¿A qué se debía? ¿Qué o quién ha propiciado tal condición en la actualidad?
Me decía que, cómo precisamente el PRD, que tiene las capacidades para evitarlo, había permitido llegar a una situación social tan pobre desde el punto de vista político, al grado de que se justifique aquello de que “robó pero hizo”, un criterio endilgado a la administración de Ricardo Martinelli. De cómo el colectivo de Omar se había desvinculado de los sectores populares organizados y de cómo fue cambiado por el criterio clientelar poco cívico del “qué hay pa´ mi”. Me decía que ya no “hay partido porque se lo han repartido” y que eso lleva a que se esté dividido.
Dónde quedaron los análisis estratégicos del PRD. Dónde está el montón de buenos profesionales con capacidad para atender los diversos problemas técnicos del país, y que por tanto, no cabía el hecho de tener el grave problema técnico-político con una empresa minera en el país.
También, dónde quedaron los análisis internacionales sobre los diversos problemas en los que los panameños fueron participes de primer orden en un ámbito no alineado como país soberano dispuesto a jugar un papel protagónico como lo hizo el propio Omar Torrijos.
Igualmente, dónde está el auténtico criterio y no el que impone la embajada, sobre las más de 60 guerras actuales que se están escenificando en diversos puntos del planeta y sobre todo, en Ucrania que tiene ribetes mundiales y repercute negativamente en nuestros países.
Quién dice algo sobre el tema de la soberanía de nuestros recursos (comunicaciones, energía eléctrica, transporte de carga, puertos, actividad financiera) que están hoy, en manos de las transnacionales.
Me decía Morales que cómo era posible que países gigantescos se mantuvieran unidos y Panamá, con poco más de cuatro millones de personas, se encontrara totalmente dividida.
Considero que las respuestas a las preguntas de mi amigo Máximo Morales, se encuentran en las cabezas de cada uno de los panameños, que son igualmente, los que pueden poner fin a esta situación de galopante deterioro social del país, que de seguir como va, lo único que vamos a tener es el fracaso nacional en un ámbito en que, por el contrario, ningún panameño debiera tener problemas económicos, de empleo o de hambre.
Además, eso no es un mito, porque cuando Martín Torrijos estuvo en la presidencia de la República, Panamá, el país llegó a la categoría de pleno empleo y hubo una proyección de la economía que permitió que la siguiente administración, la de Martinelli, contara con los recursos para seguir desarrollando los proyectos que quedaron pendientes como fueron entre otras, la continuidad de la cinta costera dos y tres, la construcción del primer tramo del Metro de Panamá y otros.
En conclusión, alguien con el suficiente poder debe dar un golpe de timón al estado de cosas negativas que se están dando en Panamá, empezando por quitar y meter presos a los maleantes que están mandando y con poderes en diversas esferas del Estado, tanto en lo público como en lo privado. De lo contrario, todos los panameños estaremos perdiendo el país entero en un corto plazo, porque la corruptela y clientelismo promovido, han provocado que el votante esté preguntándole a los candidatos, cuánto me vas a dar, sin medir ni que importen las buenas propuestas y por tanto, esto ha llevado a que el “pobre no vote por pobre”. Bueno, eso dice Máximo Morales.
El autor es periodista, analista y escritor
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