Por: Eduardo A. Reyes Vargas
Lamentablemente en Panamá, como la mayoría de las naciones existen medios de comunicación social que responden a los intereses de sus accionistasPanamá es testigo de ello.
El periodismo impreso a lo largo de muchos años no ha representado los verdaderos valores y aspiraciones de los más desposeídos.
Solo cuando hay una contradicción entre esos poderes sacan del depósito esas reivindicaciones, que luego guardan al alcanzar el poder político.
Y lo malo de ayer, es lo bueno de hoy
La tecnología liberadora del Internet, por ahora ha permitido la edición de periódicos como éste y otros que en forma sostenida denuncian los daños que funcionarios públicos y algunos empresarios hacen al pueblo sufrido de Panamá.
Son instrumentos de educación ciudadana.
Estos esfuerzos deben sostenerse, y realizarse dentro del marco de un compromiso solemne con la democracia social, representativa y participativa que debe ser.
La critica a los estados fallidos y caricaturas de democracias con sus actores cómicos debe ser el camino recto a seguir.
Pero estos llamados de atención repetitivos llevan siempre los consejos para retomar mejores caminos para Panamá. No es crítica por crítica.
Que los señalados por su conducta no apropiada no deseen leer, reflexionar y enmendar es una cosa aparte.
Este periodismo aporta soluciones e ideas.
Este periodismo recuerda la historia valiosa de muchos panameños ilustres, ejemplares y progresistas intencionalmente olvidados.
Deben tener claro los servidores públicos que han llegado allí para servir y que las obras positivas a más de recibir un reconocimiento son sus obligaciones.
No se hacen favores con los impuestos de los panameños.
La ética y la moral es un mandato que no admite discusión.
Enhorabuena con este tipo de periodismo sin ataduras que se han regionalizado en nuestra América.
También es evidente que estas herramientas tecnológicas sirven a intereses con agendas oscuras, pero el lector sabe diferenciar.
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